- La también socióloga Lorena Freitez invitó a los ciudadanos a ser sujetos más activos para hacer ciudades más saludables, lo que la FAO promueve como fórmula para mejorar prácticas de comunidades vulnerables mediante políticas públicas de una actividad ya existente
El 1° de marzo la ministra de Agricultura Urbana fue invitada a Venevisión para aclarar lo que llamó descalificaciones ontra de lo que dos días antes había sucedido en un acto con el presidente Maduro, quien además de sostener una inmensa cachama en sus brazos, conversó con un agricultor urbano que sugirió que en cada apartamento se podían criar gallinas ponedoras, cuyas heces podrían usarse como abono para cultivos y alimento para los peces. El presidente también habló de usar los tanques de agua para la acuicultura.
Freitez no ahorró en usos poéticos durante la entrevista. Aseguró que estaba allí para “abonar insumos” al debate sobre el uso de la Agricultura Urbana y Periurbana (AUP), aclarando algunos términos y conceptos. Lo primero que hizo fue asegurar que es una estrategia general que forma parte de la reactivación intensiva del aparato productivo por medio de la Agenda Bolivariana Económica, que constaría de 14 motores.
La ministra se refiere al Motor Agroalimentario, que incluye el Plan de Siembra por la Patria, que está orientado en la “construcción de ciudades productivas, sistemas alternativos y desconcentrados de producción de alimentos, y aproximar al productor y al consumidor” como han difundido medios oficiales. La agricultura urbana se materializaría en el Plan 100 Días para la Siembra Urbana, que pretende implementarse en 1.200 hectáreas. El plazo se vence el 7 de mayo, cuando la llegada de las lluvias.
Además llamó a la AUP una actividad “complementaria” que se desarrollaría en ciudades priorizadas por su mayor densidad poblacional, en unidades productivas de hasta 2.500 metros cuadrados, dejando la cría de animales para las áreas periféricas de las urbes. Allí se estaría hablando de espacios de hasta 2 hectáreas para la producción agropecuaria. La intención sería ahorrar en costos de transporte de alimentos.
Para los pobres urbanos
La también socióloga quiso aclarar que además del tema alimentario, “detrás del Ministerio hay una convicción en transformación en ciudades más productivas, fértiles y sanas”. El concepto es de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), cuyo director había venido a Venezuela días antes para apoyar el nuevo programa de AUP. En la sección de Horticultura urbana y periurbana de su página web, bajo el lema “Crear ciudades más verdes” el ente multilateral cita su trabajo en Latinoamérica: “En los últimos 10 años, los gobiernos de 20 países han buscado la ayuda de la FAO para eliminar obstáculos y dar incentivos, insumos y capacitación a «agricultores urbanos» de bajos ingresos, de las metrópolis en expansión del África occidental y central hasta los barrios de bajos ingresos de Managua, Caracas y Bogotá”.
Explica la organización que el apoyo para generar mejores políticas, servicios de apoyo y marcos institucionales han ayudado a que la AUP emancipe a sectores pobres, fortaleciendo su seguridad alimentaria y nutrición, mientras se crean ciudades más verdes por medio del mejoramiento de barriadas y gestión de desechos urbanos con creación de empleos y desarrollo comunitario. Finalmente, es una herramienta para aumentar la gobernanza en núcleos urbanos que han crecido de forma desordenada.
La FAO aclara que la agricultura urbana está enfocada en los pobres. La horticultura en la ciudad, que suele ser espontánea y por tanto hay que generar políticas para regularizarla e impulsarla, se usa para el acceso a alimentos e integración urbana, lo que durante varios años han sido presentados como logros de la Misión Alimentación, Mercal, PDVAL, Misión AgroVenezuela, Misión Hábitat, Misión Villanueva y Misión Vivienda Venezuela.
Juan Izquierdo, funcionario retirado de este organismo, entrevistado por Radio Francia Internacional aclaró: “No es una cuestión de moda ni de cultura, es una obligación. Las familias tienen que producir para poder comer porque no pueden comprar los productos”. Sobre los espacios que los gobiernos podrían entregar o apoyar, el Documento de discusión para la Conferencia Electrónica de FAO-ETC/RUAF sobre la Agricultura Urbana y Peri-urbana (.doc), que se desarrolló entre el 21 de agosto y el 30 de septiembre del 2000, propone a los planificadores urbanos elegir entre estas áreas, para reducir los riesgos de la AUP espontánea: antiguos vertederos/botaderos, colinas empinadas y valles inundables, techos, paredes, balcones, cuartos, jardines y patios familiares, granjas a lo largo de las vías de ferrocarril, bajo líneas eléctricas, en parques, granjas en bases militares, huertos escolares, accesos a campos de golf o a aeropuertos, así como “sociedades mixtas público-privadas entre empresas, consejos municipales, empresas estatales y agricultores urbanos y periurbanos”.
Así mismo la FAO pidió definir normas ambientales y de salud, como la calidad mínima de los suelos y agua de riego, así como para conservar los alimentos para los consumidores finales, institucionalizar procedimientos administrativos para la obtención de recursos, monitorear efectos positivos y negativos con respecto a las condiciones sociales, económicas y ambientales y definir órganos responsables, así como para verificar el cumplimiento de la ley respectiva.
Sobre los temas de salubridad Freitez recalcó que la cría pecuaria sería en los espacios periurbanos y que en las ciudades se usarían casas de cultivo o invernaderos, que estarían protegidos por mallas especiales que además aumentarían el rendimiento. Reiteró que se podían construir otras para impulsar la AUP.
Fracaso de ayer y hoy
En 2010 arrancó el proyecto de construcción de las primeras Casas de Cultivo en Lara, para sembrar tomate y pimentón, financiadas por el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fonacit), según nota de prensa de esa institución. Un paso previo fue la creación del Centro de Aprendizaje e Intercambio de Saberes (CAIS), el cual fue aprobado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias (MCTI) para dar inicio a la formación de quienes los construirían y trabajarían allí, pues se detectó una “problemática existente en la construcción de invernaderos y la carencia de profesionales para el trabajo agronómico dentro de éstos”, según Yoni Pérez, entonces coordinador de la Red Socialista de Invernaderos.
Esta capacitación iba dirigida a productores de los Fundos Zamoranos de Yaracuy y Lara, cooperativas, universidades, Misión Sucre y organizaciones sociales que aprendían, “por un año o más, a construir los invernaderos brindándole el proceso de formación para la siembra, la capacitación y la organización respectiva” con el fin de que aprendieran a tomar en cuenta factores como humedad, clima, temperatura y el desarrollo de un sistema de lumbricultura para la producción de fertilizantes, así como lo que llamaron tropicalización de los invernaderos, una tecnología usada especialmente en Europa, que debían lidiar con distintas estaciones. Para esto se usaban unas mallas-sombras durante el verano que debían ser removidas durante el invierno, o época de lluvia, para equilibrar la temperatura.
Un reportaje de Armando.Info encontró que en las Casas de Cultivo de Cojedes la asistencia técnica, dentro del convenio Cuba-Venezuela, no pasó de unos días, que las mallas y la tecnología no se adaptaban a la realidad de Venezuela, que los equipos estaban incompletos, los insumos no llegaron y las infraestructuras están llenas de monte, completamente abandonadas. La Memoria del Ministerio de Agricultura y Tierra de 2011 desmintió al entonces ministro Iván Gil, pues se entregaron solo 365 de las 500 casas de cultivos protegidos que se anunciaron. Las denuncias de El Radar de los Barrios sobre los invernaderos apostados alrededor de la Autopista Regional del Centro trataron de despejar las dudas sobre lo que se dijo en 2010 pero no se cumplió: no se removieron las mallas durante las lluvias por lo el interior de los invernaderos se había mantenido oculto.
Producción insuficiente
En la Memoria 2015 del despacho de Agricultura y Tierras se específica como las Casas de Cultivo o Invernaderos no han cumplido su misión, con obstáculos que van desde falta de mantenimiento y reparación hasta tener infraestructura e insumos incompletos.
Es el caso de la Empresa Integral de Producción Agraria Socialista Valle de Quíbor, que planificó la construcción de 24 casas de cultivos protegidos, con el fin de producir 30 toneladas de tomate y 25 toneladas de pimentón cada seis meses por cada casa. Para tal fin se realizó una inversión de 27 millones 500 mil 377 bolívares. Esta unidad productiva advierte en el documento que no se realizaría el proyecto “Siembra y cosecha de hortícolas en casas de cultivos protegidos Sector Guadalupe” por falta de adecuación de las Casas de Cultivo así como tampoco el de “Siembra y cosecha de hortalizas en casa de cultivos protegidos sector La Vigía 1” por la falta de productos plaguicidas, retraso en la solución de la infraestructura de los invernaderos, espacio para el acopio e implementos para la selección de los rubros.
Lo que sí hicieron fue producir 113,5 kilos de tomate manzano y 96 kilos de tomate perita, aunque se esperaba producir 1.440 kilos de ambas variedades, y 471,8 kilos de pimentón de los 1.200 proyectados. Un 14,5% y 39,3% de cumplimiento respectivamente.
En Portuguesa también se planeó producir 36,8 toneladas de pimentón en casas de cultivo protegido por parte de la Empresa Socialista de Riego Las Majaguas. Solo se produjo el 17,7%, es decir, 6,52 toneladas. En ese proyecto junto a las UPS “Batalla de Santa Inés” y la UPS “Batalla de Taguanes” también se incumplieron las metas de arroz, caña de azúcar, cachamas y hasta mecanización de las hectáreas sembradas. Entre las limitaciones que arguye están la falta de culminación de las casas de cultivo, dos asaltos a la UPS Santa Inés, sistemas de riego abandonados y falta de acceso a los alimentos para cachamas porque la planta procesadora no está en funcionamiento.
Las Casas de Cultivo tampoco ayudaron a cumplir el Plan Nacional de Semillas 2014-2019 pues como parte del proyecto de producir semillas artesanales campesinas certificadas del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), solo se produjeron 4,28 toneladas de las mismas, aunque se planificaron 18.
Por su parte, la Empresa de Propiedad Social Valles los Tacariguas admitió que no cumplió con el mantenimiento y reparación de 65 casas de cultivo.
Francia y Singapur
Dos de los ejemplos que usó Freitez para promover la agricultura urbana como una práctica ecológica y de mejoramiento de las ciudades fue Francia y Singapur. Dijo que en ambos países se usa para la captación de CO2, lo que deriva en la mitigación de los efectos del Cambio Climático pero también para dar acceso a alimentos de mayor calidad, sin agrotóxicos, que eran buscados por las clases medias por ser más sanos.
La colaboración en esta materia con el país galo puede rastrearse hasta el Foro Social Temático “Crisis Capital y Agricultura Familiar” que se realizó en junio de 2014 en la Plaza de los Museos en Caracas en una trabajo conjunto de la embajada de Francia, la Fundación Ciara, el Instituto Francés y el Ministerio de Agricultura. Se hacía en el marco del Año Internacional de la Agricultura Familiar para intercambiar experiencias sobre desarrollo de ciudades agroproductivas y sustentables, revela la nota de prensa de la sede diplomática gala.
El entonces viceministro de Agricultura, José Luis Berroterán, aseguró que la agricultura a pequeña escala, practicada por grupos familiares, era de gran importancia para la Revolución Bolivariana. Señaló que existían 5 mil espacios agroproductivos en Caracas y se esperaba cerrar el año con 80 mil huertos. Freitez dijo en la entrevista de 2016 que el último censo ubicaba 5 mil patios socioproductivos. La misma cantidad después de año y medio.
De nuevo la Memoria del Ministerio de Agricultura y Tierra muestra la paralización institucional. Según el texto, de estas unidades censadas solo 1.254 recibieron financiamiento por el Fondo para el Desarrollo Agrario Socialista (FONDAS) para impulsar la AUP, proyecto que heredó de la Fundación Ciara por un punto de cuenta del 21 de Octubre de 2014. Para cumplir este objetivo contó con 1 mil 843 millones 544 mil 80 bolívares. Sin embargo, asegura entre sus obstáculos que los productores no tienen la voluntad para arrimar toda la producción o que ésta se desvía a intermediarios.
Y es que lo que señaló la ministra como atractivo para las clases medias señala que los productos orgánicos tienen un valor de mercado más alto, siempre y cuando quienes los cultivan tengan lo necesario para acopiar, refrigerar, envasar y transportar hasta las ciudades. Su ejemplo de Singapur lo corrobora, donde por falta de espacio y altísima densidad poblacional, se crearon torres para la siembra urbana de verduras en las azoteas de los muchos edificios. Esto para alimentar a jubilados y amas de casas que pudieran dedicarle algunas horas desde sus hogares, aumentar la seguridad alimentaria porque importaban el 80% de sus alimentos y distribuir a tiendas especializadas. Allí los productos costaban 20 centavos de dólar más por kilo que las compradas fuera del país.
Así que, la AUP se presenta como una opción para la autoproducción de alimentos de grupos vulnerables, pobres y generación de empleos de quienes ya no pueden entrar al mercado laboral, generando excedentes al vender productos más caros a grupos sociales de mayores ingresos, con valor agregado ecológico. Esto para palear crisis, como las guerras mundiales en Europa. Ha servido además para incluir a grupos marginales y como una herramienta para la resiliencia ante inundaciones, mejorando la calidad del aire y la nutrición infantil. Una situación muy distinta a la presentada por el Vicepresidente Isturiz en su comparecencia ante la Asamblea Nacional.