- Después de alcanzar casi 14 millones de estudiantes en 2007, la matrícula no solo se ha reducido 40% sino que lo sigue haciendo
- Cada año se inscriben y hay menos niños en primaria, mientras que la escasez y las colas están aumentando el ausentismo escolar
- En el año 83 empezó la diáspora técnica venezolana, a pesar de lo dicho por el ministro, y esta continuó hasta 2004, cuando arrancó la que temía por su vida y sus posesiones según estudios del IVIC, UCV, UCAB y USB
- Bono demográfico a la baja: según proyecciones estadísticas oficiales el promedio de edad para 2015 es de más de 30 años y en 2020 será casi de 32 mientras que ese mismo año la población menor de 45 años será el 72%.
Héctor Rodríguez, exministro de Educación y exministro de Juventud y Deportes, es el actual jefe de la fracción parlamentaria del llamado Bloque de la Patria, que agrupa al Partido Socialista Unido de Venezuela junto a sus partidos aliados del Gran Polo Patriótico. El 26 de mayo, cuando en el hemiciclo se debatía la emergencia por la escasez de medicamentos mientras se desarrollaban sendas marchas universitarias exigiendo y apoyando al gobierno nacional respectivamente, el diputado habló sobre juventud, educación e inversión pública con Endrina Yépez en el Noticiero Venevisión.
Blandió como principal argumento, que según datos de los propios organismos existentes en la época, durante la presidencia de Caldera en 1998, seis de cada 10 jóvenes en edad de estudiar estaban fuera del sistema escolar, mientras que en durante la actual gestión nueve de cada 10 acudían a las aulas. Pero añadió que además lo hacían con la asignación de computadoras personales y portátiles del proyecto Canaima Educativo, con la entrega gratuita de libros de la Colección Bicentenaria y con el Programa de Alimentación Escolar. Esto que habría sido posible mediante la inversión social que aprovechó los altos ingresos petroleros. Afirmó que con la bajada de éstos, el chavismo promete ir hacia una economía productiva y así lo está haciendo con los 14 motores de la Agenda Económica Bolivariana.
Un discurso distinto al del 25 de enero de 2016 cuando dijo en entrevista en Globovisión que “no hicimos una economía productiva por tener un pueblo analfabeta”. Lo que también en contra de la reciente celebración de los 10 años de estar “libres de analfabetismo” en el Teatro Teresa Carreño con presencia del entonces gobernador y exministro Aristóbulo Istúriz y el presidente Nicolás Maduro.
Cada vez menos estudiantes
Según la línea de investigación Memoria Educativa de Venezuela, adscrito al Centro de Investigaciones Educativas (CIES) de la Universidad Central de Venezuela (UCV), basada en anuarios y memorias ministeriales desde 1958, la matrícula escolar del año escolar 1998-99 era de 7 millones 8 mil 692. Con esta última cifra, el 30,2% de los habitantes del país eran parte del sistema educativo-escolar. Para 2015, con 10 millones 662 mil 641 de estudiantes, incluyendo 2 millones 622 mil 13 universitarios, se alcanzaba el 35% de la población nacional. En el informe, firmado por el profesor Luis Bravo Jauregui, se detecta una “recesión” con “depresión generalizada” en el sistema escolar venezolano.
La conclusión del equipo docente e investigador se centra en los cambios en el tamaño de la matrícula. Después de un crecimiento casi exponencial entre 2003-2006 que la llevó a casi 14 millones de personas, con un 51,6% de los habitantes incluidos en la educación, en el 2007 hubo una caída pronunciada de 2,5 millones de estudiantes, casi todos provenientes de las Misiones Educativas que en 2015 atendió a 315 mil personas después de hacerlo con casi 4 millones en su punto más alto. Además, señalan que los ministros de Educación Universitaria entre 2012 y 2014 no temieron citar la misma cantidad de universitarios cada año: 2.622.013.
El documento también resalta la reducción en la cantidad de niños y adolescentes en los niveles de primaria y educación media, especialmente en 1° y 2° grado. De esta forma, alerta que entre 1998 y 2015 se registraron 86 mil 546 menos niños en estos niveles, aún con el crecimiento demográfico. Además, hay una tasa de desgaste –diferencia entre cuántos ingresan en 1° y cuántos estudian 6° después de cinco años- del 7,4%. Lo que el informe señala como exclusión escolar por deserción o falta de atención.
Esta caída tiene distintos ganadores y perdedores. Si se consulta la diferencia, usando datos de las Memorias del Ministerio de Educación, entre los años escolares 2006-07 y 2014-15 la matrícula primaria se redujo en 71 mil estudiantes pero mientras la pública se redujo en 191 mil estudiantes, la privada absorbió 120 mil. Si se toman en cuenta todos los niveles de educación básica desde que inició la expansión educativa en el 2004-05, desde la inicial hasta la media, la exclusión es mayor: 287 mil niños, niñas y adolescentes han dejado de asistir a las aulas en Venezuela para el año escolar 2014-2015. De nuevo, de forma desequilibrada: 796 mil menos en escuelas y liceos públicos pero 509 mil más en sus contrapartes privadas. Una mudanza que no alcanza para todos.
Finalmente, la Memoria Educativa de Venezuela explica que hay un nuevo tipo de exclusión en 2016 haciendo un repaso de los reportajes que denuncian el ausentismo escolar de niños que acompañan a sus padres a hacer colas para comprar comida. Esto después que entre 2014 y 2015 la matrícula escolar del país creciera mínimamente: 0,01%.
También el Sistema de Información para la Planificación y Desarrollo, del Ministerio de Planificación, presenta cifras que exhiben una desmejora educativa. Hasta el año 2013-14 la inasistencia escolar era del 8,7%, un aumento desde el 8,4% del año anterior. También señala como la tasa bruta de escolaridad –cuántos van a clases con respecto a cuántos deberían asistir- para el año 2012-13 para el nivel inicial era de 73,5% y la de media era 75,3% -ambas creciendo entre 2 y 3 puntos porcentuales- mientras que la primaria estaba en 92,9%, la única que no creció nada con respecto al año anterior, coincidiendo con la contracción determinada por la MEV.
Incluso el propio ministro de Educación Universasitaria, Manuel Fernández, ha dicho que “83% de los jóvenes en edad de estudiar en la universidad lo hacen”, lo que de nuevo baja el promedio de lo que asegurara Rodríguez. Por tanto, es exagerado e impreciso señalar que nueve de cada 10 jóvenes en edad de estudiar lo hace, salvo en primaria, con tendencia a la baja.
¿Yo me quedé en Venezuela?
Rodríguez aseguró que los reclamos universitarios relacionados a reducir la emigración estaban relacionados con el amor patrio, mientras que el éxodo se debía a decisiones de solucionar problemas personales. Aseguró que las circunstancias actuales “no eran peores que la de la generación de Bolívar” ni tampoco que las de las décadas de los 80 y de los 90, cuando los jóvenes habían decidido, aún así, quedarse en el país.
Sin embargo, el sociólogo Iván De La Vega, director del Laboratorio Internacional de Migraciones de la Universidad Simón Bolívar (USB) y quien ha desarrollado su investigación en el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES-UCV) y el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) afirma que “La emigración de científicos y tecnólogos venezolanos, principalmente hacia los países desarrollados, comenzó lenta pero progresivamente a partir de 1983, se hizo más evidente después del estallido social de 1989 y se agudizó en la década de los 90” en “Emigración intelectual en Venezuela: el caso de la ciencia y la tecnología” (PDF).
Vega afirma que la devaluación de la moneda, la caída del precio del petróleo y una alta inflación eran el entorno económico de quienes veían en el exterior una mejor oportunidad para ejercer y desarrollar sus carreras por la falta de políticas públicas para retener y repatriar el talento científico de Venezuela. Su investigación arrojó que 9 mil científicos venezolanos vivían en Estados Unidos para 1990. Además, ha señalado que el país es el único en el mundo que no ofrece cifras de emigrantes, lo que debería hacerse a través del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime).
También Anitza Freitez, doctora en Demografía y directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IIES-UCAB), escribió en “Temas de Coyuntura” como la emigración –que incluyó retorno de extranjeros- se inició en la década de los 80 y 90 continuó hasta el año 2004 cuando el aumento del precio del petróleo y con ello del Producto Interno Bruto permitió una creación acelerada del empleo formal mientras que aumentó la Población Económicamente Inactiva por medio de la subida del número de estudiantes y amas de casa gracias a las transferencias económicas directas de las misiones sociales. Esto redujo la presión sobre el mercado de trabajo, y el desempleo abierto bajó hasta el 20% para el 2003 y hasta 7,8% en el 2008 (2011, PDF).
Pero si dejamos aparte a científicos sociales que podrían ser acusados de no querer al país, según el informe 2015 de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur por sus siglas en inglés, PDF) hay 7.456 refugiados venezolanos y 15 mil 94 solicitantes de asilo. Más de diez veces los que había una década antes e implica uno de cada 1.400 venezolanos.
El número es repetido por el sociólogo Tomás Páez, quien emprendió un ambicioso proyecto con focus group en Europa, entrevistas personales e historias de vida de 100 venezolanos en el exterior, en que aseguró que se van 20% de emprendedores, 65% de empleados y 15% de estudiantes, con un 80% de personas que no volverían porque ya rehicieron su vida con hijos, nietos y trabajos, pero que además señalan que se fueron por inseguridad personal y jurídica: miedo a perder la vida y sus posesiones. Este especialista asegura que se han ido 2 millones de personas del país.
Encuesta que desmiente
El diputado también afirmó, aunque se equivocó sobre la diáspora venezolano, que actualmente “la gran mayoría” de jóvenes se quedaría en el país, “a trabajar, a producir”. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Juventud, realizada por el ministerio de la cartera en octubre de 2013 mediante 10 mil entrevistas a jóvenes entre 14 y 25 años (PDF) dice algo distinto. Ésta arrojó que 79% de los consultados estudiaban, lo que resultaría en 4 millones 94 mil 199 alumnos, según la ficha técnica del estudio.
Además, la misma ENJ arrojó que 23% del país quería irse del país, por tanto, esto equivaldría a un millón 191 mil 981 posibles emigrantes jóvenes. Así que mientras 77% puede señalarse como “gran mayoría”, tampoco puede ignorarse que uno de cada 25 venezolanos jóvenes expresó quererse ir del país.
Tampoco es despreciable que este estudio encontrara que solo 31% de quienes dejaron de estudiar lo hicieron por culminar estudios, y en cambio 29% lo hizo por embarazo o problemas económicos, 12% por trabajar, pero apenas 1% por falta de cupo. Además, 55% creyó que los principales problemas del país eran inseguridad, inflación y desempleo, un entorno similar al de los 80, cuando inició la fuga de talentos. Finalmente, entre las aspiraciones de los jóvenes solo el 1%, es decir, cien de 10 mil entrevistados, dijeron que era “ayudar con el progreso del país” mientras 32% fue estudiar en la universidad y 15% conseguir un buen empleo.
El ministro habló por los jóvenes, pero al preguntarles dijeron otra cosa.
Dotación incompleta
El parlamentario dijo que no solo eran numeritos, sino que también hay libros, computadoras y alimentos. Al consultar la Memoria 2013 del Ministerio de Educación, que entonces estaba bajo el liderazgo de Maryann Hanson, solo se imprimieron 589 mil 350 ejemplares de la Colección Bicentenario, lo que representó un 77,09% de lo planificado. Ese año tampoco se crearon los 3 mil Centros de Recursos en la misma cantidad de escuelas, reza la ficha del proyecto en el documento oficial.
Más recientemente, para el año 2015-2016 el Programa de Alimentación Escolar (PAE) atendió 15% menos niños y jóvenes, llegando a 3 millones 693 mil 189 estudiantes. Lo que implica casi 660 mil menos atendidos. Además, llegará a 15 mil 290 planteles, mientras que un año antes lo hacía en 21 mil 316. Todo porque el presupuesto fue elevado en 9,6% a pesar que la inflación señalada por el Banco Central de Venezuela fue superior al 63% en 2014.
En un informe especial de la Contraloría General de la República de junio de 2013 sobre el PAE se señala que el mismo “adolece de fallas en la planificación, supervisión y control interno”. Transparencia Venezuela hace un resumen –porque el informe oficial ya no está colgado en la web oficial- sobre las incidencias encontradas en 2009, 2010 y 2011 en cinco entidades del país, con cooperativas que inflaron facturas, no entregaban la comida o lograron irregularmente las concesiones.
Bono demográfico, a la baja
El diputado además aseguró que el país vivía un bono demográfico en que la juventud era mayoría. Afirmó que 75% de los habitantes del país tenían menos de 45 años y que el promedio de edad era de 29 años. Sin embargo, según las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), para el año 2016 -basado en el Censo de 2011- de 0 a 44 años ocupan el 74% de la población, pero también que la tendencia es descendente y para el año 2020 será de 72% y seguirá bajando. Por su parte, según los grupos de edad simple, el promedio para 2015 (se calcula así de forma quinquenal) era de 30,28 años pero de nuevo el bono ya alcanzó su pico y se reduce: para el 2020 el promedio de edad del habitante de Venezuela será de 31,68.
Por Jeanfreddy Gutiérrez para Cotejo.info