En el año 2006 fue juramentada la Comisión Especial designada para darle cumplimiento al decreto de expropiación en los espacios del Valle del Turbio, a partir de ese año se propuso y publicitó: el desarrollo de actividades agrícolas y alimentarias ecológicas, la recuperación del ambiente y del bosque de galería, la extracción de arena sin daños al ecosistema, la activación de proyectos agroturísticos e incluso proyectos de procesamiento de aguas residuales. 13 años después la extracción de piedra, granzón y arena del valle Río Turbio ha tenido un efecto ambiental negativo convirtiendo sus suelos y atmósfera en espacios salinizados.
En el año 2018 se molieron 154 mil 864 cañas, en el año 2006, año de la expropiación se molieron 9 millones de toneladas de caña de azúcar.
Hay zonas en tierras larenses del Río Turbio en las que prácticamente ya no se cuenta con fauna dado el proceso de atrofia de la cuenca.
Los proyectos de saneamiento de aguas aun cuando fueron diseñados y presupuestados para atender a 1 millón y medio de habitantes, sólo atienden a medio millón de habitantes.
De las nueve lagunas de cauterización de aguas servidas necesarias se construyeron sólo tres.
Estudios revelan la reducción de 22% en los espacios del Bosque Macuto en los últimos años
En lengua caquetía el Río Turbio se llamó Variquisimeto por el color cenizo de sus aguas. Pese al color cenizo y a la turbidez de sus aguas alimentó un valle fértil afectado hoy por la contaminación, la pérdida de biodiversidad y el deterioro de la capacidad productiva de sus suelos por las descargas de aguas residuales, domésticas e industriales así como por el impacto ambiental negativo de la deforestación, uso de pesticidas y otros contaminantes en diversas actividades agrícolas y por el impacto de la explotación indiscriminada de piedra, granzón y arena.
Queda así en el recuerdo de los barquisimetanos y palavecinences, la vista que representaban las grandes siembras de caña de azúcar, que por mucho tiempo rodearon los espacios del Río Turbio y el Río Claro, ambos ubicados al sur de la capital larense y que fueron destruidos por el abandono y la indolencia de autoridades gubernamentales e inadecuadas políticas de conservación ambiental.
El 5 de mayo del año 2006, Hugo Chávez -quien fuera presidente de Venezuela-, durante una visita a Barquisimeto se percató de la existencia y potencial del espacio, por lo que ordenó su expropiación. Para ese entonces, los burgomaestres de las localidades entre las que se ubican dichos espacios, Henri Falcón en Iribarren y Aura de Rivero en Palavecino, ejecutaron la medida presidencial ordenando la expropiación de las fincas productoras que se encontraban en las adyacencias de los caudales.
De inmediato, iniciaron campañas que buscaron brindar apoyo a la medida e involucraron a ciudadanos y seguidores del Gobierno. Una de ellas fue la realizada en el año 2008, cuando publicitaron los proyectos que se realizarían en los espacios en los años venideros, como el desarrollo de actividades agrícolas ecológicas, la recuperación del bosque de galería, la extracción de arena de forma organizada sin dañar el ambiente, proyectos agroturísticos y la producción de alimentos para contribuir con la seguridad alimentaria de la nación, entre otros.
También el Gobierno propuso entonces un proyecto para acabar con el latifundio que existía en los espacios y la recuperación del Río Turbio, altamente afectado por la contaminación, la dejadez y la deforestación masiva en las áreas cercanas.
Desde entonces, el Valle del Turbio en Lara es un espacio destinado sólo a la siembra de promesas incumplidas, que fue dejado en el abandono y cuya producción agrícola ha sido destruida progresivamente.
Problemática del Río Turbio
El Rio Turbio se ha convertido con el pasar de los años en el depósito de descargas de aguas residuales, domésticas e industriales así como aquellas derivadas de actividades agrícolas que allí se encuentran, la poca agua de su naciente es acaparada por los agricultores que siembran hacia el caserío Titicare, mientras que la otra problemática que desfavorece al rio es la explotación exacerbada de piedras, granzón y arena.
El Rio Turbio va desde Lara a Yaracuy, Cojedes, Portuguesa, hasta llegar al Orinoco posee una contaminación de tal magnitud que hay zonas en tierras larenses donde ya no existe fauna natural, pues su cuenca resultó atrofiada a través de los años.
Siendo el pulmón vegetal de las dos principales ciudades del estado Lara, Barquisimeto y Cabudare, los terrenos del Valle del río Turbio pasaron por un proceso de transformación negativo, producto de la disminución de la biodiversidad, descenso del manto freático, deterioro de la capacidad productiva de los suelos e incremento de la contaminación ambiental.
Muestra de ello se evidencia en un estudio realizado por el Museo de Ciencias Naturales de la UCLA en el año 2017, tras la publicación de una serie de libros denominada Ríos en Riesgo de Venezuela, en el cual se estudia el deterioro de las áreas de confluencia de los caudales del Río Turbio, en específico el área protegida conocida como “Bosque Macuto”, la cual para 2003 cubría una superficie de 69 hectáreas y en estudios posteriores hechos en 2015 esta superficie se redujo a 54 hectáreas, lo que significó una reducción del (22%) indicando que las mayores pérdidas de vegetación ocurrieron en su límite ribereño.
Según la Comisión de Planificación Nacional de los Recursos Hidráulicos COPLANARH 1969, hace 50 años el río Turbio tenía un caudal promedio de 1,17 m3/s en las planicies (500 metros sobre el nivel del mar), antes de su confluencia con Río Claro; este último tendría un volumen menor (0,44 m3/s). Igualmente, en su tramo final (250 msnm) aportaría un caudal de 6,37m3/s antes de la incorporación del río Buría (7,26 m3/s).
Pero décadas después, en el estudio realizado por la UCLA en 2015 durante el periodo de sequía, el tramo final del río Buría tuvo un caudal de 0,86 m3/s, mientras que al norte de la cuenca sólo dos localidades tuvieron pequeñas corrientes de agua (<0,05 m3/s) y únicamente en las nacientes o en algunos tramos protegidos por bosques ribereños.
¿Cómo pasó esto?
La extracción de material no metálico del Río Turbio y otros del valle, como granzón y arena, también tuvieron un efecto ambiental negativo convirtiendo sus suelos y atmósfera en espacios salinizados.
ECOCIDIO CON CARA DE DOLARES ! La dictadura estaría comercializando en el caribe, arena y granzón extraídos ilegalmente del Valle del Turbio pic.twitter.com/oNJbSf3Z10
— emilio quintana (@emquiben) 24 de septiembre de 2017
Las aguas han mermado y las fuentes de manantiales y quebradas que caen al Río Turbio se han secado, todo aunado al uso de peligrosos pesticidas y métodos anti técnicos de roturación de la tierra.
Actualmente, lo que fue este fértil valle que apoyó el desarrollo de Barquisimeto, ha sido contaminado por los desechos industriales de las empresas que existen en sus contornos y ha sido penetrado por empresas no agrícolas, principalmente por urbanizaciones, fábricas de refrescos, módulos de electricidad, gasoductos, pedreras, moteles, estaciones de gasolina, restaurantes, tenerías y otras construcciones, donde no han faltado las autopistas, carreteras y avenidas.
El saqueo indiscriminado de granzón y arena de la cuenca del río, ha generado alarma en ambientalistas e ingenieros, quienes han asegurado que se reaviva el peligro para el valle, donde algunas personas han presentado proyectos de urbanizaciones en áreas anteriormente destinadas a la conservación ambiental. Asimismo, grupos familiares han iniciado la instalación de ranchos, bajo la mirada complaciente de quienes ejercen hoy autoridad en la localidad.
Así se encuentra nuestro Valle del Turbio #Ecocidio a plena luz gracias Mirna Vies quien dice ser alcaldesa y con el amparo de @gestionperfecta. Convirtieron nuestro valle en un desastre así como acabaron el arco minero. pic.twitter.com/fTKEg79cLe
— Daniel Antequera (@danielantequera) 8 de enero de 2019
Saneamiento sin resultados
En el 2006 fue creada la Empresa Noroccidental de Mantenimiento y Obras Hidráulicas (C.A Enmohca), adscrita al Ministerio de Ambiente, con un proyecto piloto que contemplaba el saneamiento de los cauces del Río Turbio, de las cloacas provenientes de los municipios Iribarren y Palavecino.
Como obra complementaria se construiría un gran sistema de tratamiento de disposición final denominado Planta Este, edificada en las inmediaciones del Caserío El Taque del municipio Palavecino, el cual procesaría las aguas servidas de un millón 500 mil personas de Barquisimeto y Cabudare, con una capacidad de 3.700 litros por segundo.
Para ello, en 2010, fueron asignados una cantidad inmensa de recursos, pues Enmohca planificaba la construcción de nueve lagunas, de las que posteriormente hubo denuncias que aseveraban que el Ministerio del Ambiente a través de la misma, solo había concluido tres, lo que representaría un 33 % del proyecto, según reseñas del diario El Impulso.
Al parecer, estas tres lagunas hechas por Enmohca, sólo logran cauterizar las aguas servidas de Cabudare, por lo que el Río Turbio sigue siendo contaminado por los residuos cloacales de Barquisimeto. Se desconoce que sucedió con el resto de los recursos destinados para estas obras, en la vía Barquisimeto – Cabudare, se observan hoy los materiales abandonados de este proyecto.
¿Qué se hacía antes de la expropiación?
En el año 1980 el valle del Río Turbio fue decretado como Zona de Aprovechamiento Agrícola Especial y luego como área de régimen especial por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales Renovables, ente ejecutor de programas de recuperación de tierras.
Cabe destacar que en los terrenos del Valle llegaron a producirse alimentos como pimentón, maíz, parchita, girasoles, tomates, yuca y caraotas, una situación muy distinta a la realidad actual.
Según información de El Impulso, en el año 2006 fueron molidas 9 millones de toneladas de caña para producir 700 mil toneladas de azúcar.
Para el 2012, la producción de este alimento se había ubicado en 3 millones de toneladas de caña menos, lo que aumentaba la preocupación de los productores, quienes estimaban que en los años posteriores se tendría que recurrir a la importación de azúcar por cuanto se iría a pique este ramo de mantener las erróneas políticas.
Dicho pronóstico parece haberse hecho realidad, pues según la Federación de Asociaciones de Cañicultores de Venezuela (Fesoca), en el 2018, doce años después de la toma de estos espacios, donde la producción de azúcar era la principal actividad, solo se molieron 154.864 cañas, generando así la cifra más baja en todos los años de producción del Central Azucarero Río Turbio.
Este central azucarero pertenece al sector privado, pero ha sido afectado por otras políticas de Estado que han mermado la capacidad productiva del valle.
Catalina Banko, durante su incorporación como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia en octubre de 2018, dedica su discurso de orden a la Tradición y Colapso de la industria azucarera y refiere que la Central Rio Turbio en 2017 aporta 6.68% del abastecimiento nacional. En el año 2007 esta central producía 77 mil 012 toneladas métricas de caña de azúcar y diez años después 19 mil 755 toneladas.
El Río Turbio está indisociablemente asociado a Barquisimeto al punto que en lengua caquetía compartieron nombre, #CotejoVerifica que desde la expropiación ocurrida en su valle en 2006 a hoy sólo se han hecho promesas y si no se interviene ambientalmente el río seguirá su cauce.