El Petro, la “criptomoneda” de Nicolás Maduro, no ha dado paso aún a la recuperación económica prometida, a un año de su lanzamiento
El gobierno impone su uso a empresas que trabajan con el Estado y hasta a particulares, pero los ciudadanos no confían en ella
Ha pasado más de un año del lanzamiento oficial del Petro, la “criptomoneda” creada por la administración de Nicolás Maduro de la que mucho se habla, pero poco se sabe acerca de su verdadero alcance. Sin embargo, algo está a la vista de todos: el impacto del Petro sobre la recuperación económica de Venezuela ha resultado ser muy distinto al prometido por los voceros oficiales.
El 20 de febrero de 2018, en un acto realizado en el palacio de Miraflores, Maduro, acompañado del vicepresidente Tareck El Aissami y del ministro para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, Hugbel Roa, anunciaron la puesta en marcha de esta moneda digital con el objetivo de “romper con el modelo rentista y avanzar en el uso de la tecnología para fortalecer la economía”.
“Un nuevo tiempo económico”, fue otra de las aseveraciones o promesas ligadas al Petro. Ahora bien, ha transcurrido ya el primer trimestre de 2019 y, tras la reconversión monetaria y el nuevo bolívar soberano heredados de 2018, Venezuela mantiene la inflación más alta del planeta, la devaluación de la divisa nacional y la hiperinflación se aceleraron y la crisis, en todas sus aristas, se ha acentuado.
Bajo este contexto, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿cómo ha influido el Petro en el desarrollo económico del país?
Promesas y amenazas
Desde su creación, el Petro ha presentado irregularidades que pusieron en alerta a los especialistas en monedas digitales. Entre ellas destacan su respaldo en recursos naturales (petróleo, gas y diamantes) y su dependencia y control centralizado por parte del Gobierno de Nicolás Maduro.
Debido a que el Petro no funcionaba en la praxis en forma descentralizada y libre en respuesta a la oferta y demanda del mercado, en Cotejo desmentimos su naturaleza como “criptomoneda” al momento de su lanzamiento.
La falta de transparencia del sistema creado también afectó la confiabilidad de la moneda digital y algunos gobiernos, como el de los Estados Unidos de América, prohibió su uso.
Aún así, para Maduro y sus ministros sigue siendo una fórmula para el ingreso de divisas, además de una herramienta para acabar con la supuesta “guerra económica” de la que hablan los voceros oficiales a diario. Es por ello que continúan usando esta herramienta tecnológica e imponiendo su uso a otros sectores.
Durante la presentación de su Memoria y Cuenta 2018 frente a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el pasado 14 de enero, Maduro ordenó a PDVSA y a otras 23 empresas propiedad del Estado a que realizaran, del total de transacciones de compra y venta, un 15 % en Petros.
Tras ese mandato, vino también una amenaza a quienes dirigen esas empresas: “les doy la orden desde aquí, el que no pueda cumplirla me dice y me entrega el cargo de manera inmediata”.
Exigir la comercialización en Petros, no es algo que nos deba asombrar. En febrero de 2018, Nicolás Maduro expresó que debían, desde ese momento, comprar y vender a través del “criptoactivo” no solo PDVSA y Pequiven, sino también servicios consulares, de aerolíneas y turismo. Hasta las “cajas chicas” de empresas del Estado estaban incluidas en ese paquete.
No obstante, hasta octubre de 2018 el Petro aún seguía siendo “palabras”, no hechos. Desde febrero hasta septiembre no se registraron transacciones en el mosaico.
Después, en otro intento fallido de recuperar la fuerza económica de la nación, Maduro realizó un “relanzamiento” de la moneda el 1ro de octubre de 2018, con un WhitePaper nuevo para el Petro.
Y tres semanas después, luego de las correspondientes investigaciones periodísticas, el portal web Banca y Negocios aseguró que el Petro seguía siendo un misterio y aún no había arrancado su venta.
Hasta entonces, destacaban en el discurso oficial del Petro dos características: promesas y amenazas.
Diversos portales especializados en criptomonedas especifican que la principal cualidad propia de las monedas digitales es la confiabilidad. Es decir, que tanto su precio como su permanencia en el mercado, dependen de este factor.
El Petro no nació con esta cualidad. Su creador obliga a comprar, vender y lo promociona como una forma de ahorrar a un precio controlado por él mismo. Algo así como pedir que empresas acepten billetes de monopolio como forma de pago solo “porque sí” o porque si no lo hacen pueden resultar perjudicadas por quien mantiene el poder.
Tanto así es la necesidad de generar transacciones que, a finales de noviembre de 2018, a 100 días del plan de recuperación económica, Maduro anunció el pago de las pensiones en Petro para que los adultos mayores “ahorraran”.
Dicha decisión generó molestia entre los pensionados y sus familiares debido a la imposibilidad (de algunos) y tardanza para convertirlos en Bolívares.
Salarios de pobreza
Si bien es cierto, Venezuela vive en un escenario de hiperinflación, que lleva a los sueldos a convertirse en sal y agua muy rápido, Maduro lleva años intentando recuperar la economía. Numerosos planes y motores se han accionado, pero todos fallan o no logran vencer la “guerra económica” de la que tanto hablan.
Economistas del sector privado desmienten esa tesis oficial y aseguran que mientras no haya un cambio de modelo político y económico y Venezuela, será imposible sanar la economía y superar los problemas estructurales que el sistema tiene, tras 20 años de políticas públicas erradas.
Durante los últimos meses ha habido aumentos desmedidos en los salarios de los venezolanos, el primero de ellos en agosto de 2018, de más de 3000%. En aquella oportunidad, Maduro estableció que el salario estaría anclado al Petro, medio Petro para ser exactos, en ese entonces 1.800 BsS, lo que significaría que el monto del salario mínimo se comportaría de acuerdo a la fluctuación del barril de petróleo, pero no fue eso lo redactado en la Gaceta Oficial N° 41.472, según reseña el diario La Verdad de Maracaibo.
Tres meses después, el 29 de noviembre, el gobierno volvió a aumentar el precio del Petro (a su conveniencia, no conforme a las fluctuaciones del petróleo) a 9.000 BsS.
Debido a eso, el salario mínimo se estableció en 4500 BsS, aún insuficiente para satisfacer las necesidades básicas del venezolano.
Luego señalaron que el valor del Petro ya no solo estaba anclado al barril del petróleo sino de una cesta de minerales valiosos venezolanos, como oro, diamante y otros. Pero la siguiente fluctuación del Petro tampoco guardó una relación directa entre las variaciones del petróleo y esa cesta de minerales preciosos.
De hecho, el 14 de enero de 2019 aumentaron el precio del Petro a 36.000 BsS y el salario mínimo llegó a 18.000 BsS.
Algo curioso que pasa por debajo de la mesa para muchos cada vez que el gobierno aumenta el salario mínimo, es la relación que ese salario guarda con el valor del dólar oficial, el de la tasa DICOM.
Para el 31 de agosto de 2018, un día antes de que entrara en vigencia el salario mínimo a 1.800 BsS, el dólar oficial se tasaba en 61,12 BsS, lo que significa que el ese salario mínimo establecido equivalía a 30 dólares estadounidenses (29,49 $ para ser exactos).
Y lo mismo ocurrió cuando hicieron el segundo aumento. En ese momento, el dólar oficial se ubicaba en 151,26 BsS y por eso, al hacer la conversión, el salario quedaba de nuevo cerca de 30 dólares (29,75 $ para ser exactos)
¿Por qué el gobierno hace eso? De acuerdo con el Banco Mundial, la línea de pobreza extrema o indigente equivale al ingreso de 1,90 USD por día.
Por lo tanto, cuando el dólar DICOM aumenta y el salario mínimo vuelve a perder su poder de compra, le resulta útil al gobierno elevar el valor del Petro para que los indicadores de pobreza en Venezuela que se miden por nivel de ingresos, no desmejoren tanto.
El portal web KonZapata publicó un interesante análisis sobre los dos diferentes precios de venta del Petro, uno como unidad de cuenta y otro como “criptoactivo”.
El primero mantiene su precio estático por cierto tiempo (hasta que Maduro decida) y el segundo va en aumento constante como acción de las transacciones.
Así lo reseñó también en su oportunidad el decano de la prensa nacional, El Impulso, quien publicó que para finales de enero de 2019 el “criptoactivo” ya se acercaba a los 200.000 BsS.
Fuentes oficiales afirman que la subida de precio se debe a la gran demanda internacional, pero debido a la falta de transparencia del sistema no se puede verificar esa información por vías distintas a las gubernamentales.
En un reportaje de la agencia de noticias internacional Reuters se exponen las irregularidades que acompañan al Petro tras cuatro meses de investigación. Expertos aseguran que no existe evidencia de transacciones activas. Además, Hugbel Roa, señala que, para ese entonces, agosto de 2018, el Petro y su tecnología se encontraban en desarrollo.
Reuters también expone las precarias condiciones en las que se encuentra Atipire, zona donde se encuentran las reservas del petróleo que respalda a la criptomoneda venezolana.
Sin identidad
Maduro procura hacer que el Petro influya directamente en diferentes aspectos del país, casi a un punto de cambiar la moneda o la unidad de medida para la determinación de tributos nacionales. Es propicio resaltar que el Petro no esta establecido en la Carta Magna.
Otro de los aspectos en el que esta “criptomoneda” es protagonista es en el valor de la emisión de pasaportes y prorrogas de pasaporte.
El 5 de octubre de 2018, Delcy Rodríguez comunicó el establecimiento del precio a 2 petros y 1 petro respectivamente de esos documentos.
En otras palabras, un venezolano con ingreso mínimo no podría comer o realizar otros gastos durante un mes para poder pagar apenas la prórroga de su pasaporte, un trámite de por sí complicado debido a la corrupción e ineficiencia del sistema. Esto significa la violación al derecho de estar identificados.
No conforme con ello, Rodríguez anunció que el pago debía hacerse a través de la “criptomoneda venezolana”, decisión tomada como parte del programa de recuperación económica.
“Estos cobros se avalan en el nuevo programa de recuperación económica, crecimiento y prosperidad que ejecuta el Gobierno del Presidente Nicolás Maduro con el impulso y el arranque del Petro como criptomoneda venezolana” – Delcy Rodríguez.
Al sol de hoy, ni la página del SAIME funciona, ni ha comenzado el cobro en Petros, solo en Bolívares.
En conclusión, el Petro no ha permitido sanar a la economía venezolana en su primer año de implementación.
Lo que los venezolanos han visto hasta ahora es un ir y venir de decisiones y acciones inconclusas que generan dudas e incomodidades en quienes conocen de la materia y en la población en general por su impacto directo en la cotidianidad de pagos y servicios.
Ante eso vale la pena preguntarse: ¿Seguirá el Petro teniendo protagonismo en los planes económicos o quedará en el olvido como ha ocurrido con un sinfín de planes en los últimos 20 años?
**El chequeo de los hechos se realizó a través de compilación de datos reseñados en diversos medios de comunicación nacionales e internacionales. La intención de verificar la eficiencia del Petro no cae en el tecnicismo, solo es una comparación entre el discurso oficial y la realidad palpable.