Ni un auto ha ensamblado la industria automotriz venezolana en 2019
Nicolás Maduro anunció en enero que espera reactivar este sector “al 100 % este año”. Sin duda, otra promesa difícil de cumplir, por decir lo menos
El gobierno tendría que llevar la producción de 0 a unas 150 mil unidades construidas en los próximos 8 meses
El 14 de enero de 2019, durante una intervención en la Asamblea Nacional Constituyente, Nicolás Maduro expresó: “Le he pedido al vicepresidente de Economía, Tareck El Aissami, que coloquemos en agenda la activación de la industria automotriz del país y la tengamos al 100 % este año”.
La solicitud de Maduro buscaba relanzar un sector que se derrumbó por las precarias condiciones en las que se ha mantenido en los últimos años, en medio de un descenso continuo en la producción de unidades, bajas ventas y reducción de operaciones de las empresas automotrices en el país.
La petición del gobernante estaba especialmente orientada a producir unidades para el transporte público, que ha visto disminuido su parque automotor por falta de repuestos, insumos y cauchos, lo que ha causado un efecto negativo en la prestación del servicio a nivel nacional.
Maduro dijo que el plan permitiría reactivar la Misión Transporte para convertirla en la “Gran Misión Transporte”, con al menos 2.000 unidades autobuseras en el territorio nacional.
“Quiero poner en manos de gobernadores y alcaldes la Misión Transporte y convertirla en la Gran Misión Transporte Venezuela”, agregó el mandatario.
Reimpulso sin éxito
El problema es que las políticas públicas puestas en marcha durante el gobierno del «socialismo del siglo 21», en lugar de reactivar y fortalecer a la industria automotriz venezolana, la han sacado de carrera progresivamente.
En la última década, Venezuela pasó de ser un país que exportaba vehículos a uno que ya no ensambla ninguno en las plantas que se mantienen abiertas en el territorio nacional, pero operando a mínimos. En 2019, no ha salido al mercado ninguna unidad fabricada en suelo nacional.
De acuerdo con cifras de la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez), la industria automotriz venezolana está en capacidad de ensamblar 270.000 unidades al año, pero esto podría cambiar próximamente si las condiciones actuales persisten por mucho tiempo.
Firmas internacionales como Ford Motors y FCA (antigua Chrysler), cuyas plantas están en Valencia, Carabobo, se encuentran a punto de bajar sus santamarías, confirmaron trabajadores consultados por Cotejo.info. Ya lo hizo General Motors de Venezuela en 2017 y más de 3.000 trabajadores quedaron sin empleo.
Cero exportaciones, pero importaciones al alza
“Entre enero y abril de 2018, la industria automotriz venezolana vendió 715 vehículos, lo que representa una caída de 48,4 % con respecto a la cantidad vendida durante el mismo período en 2017. Un total de 238 vehículos se importaron en el cuatrimestre, mientras que la exportación cumplió 107 meses en cero. Desde mayo de 2009 no se han exportado automóviles”, destacó recientemente el diario Tal Cual.
Según cifras de la Cámara de Fabricantes de Productos Automotores (Favenpa), hasta el mes de octubre de 2018, en el país se ensamblaron 824 unidades, lo que representó una caída de 48,9 % frente a la producción en el mismo lapso de 2017.
De esta cifra, Ford Motors de Venezuela sacó de su planta 143 vehículos, que representaba una disminución de 60,1 % en el mismo período de 2017, refiere la revista Producto. En este mismo análisis resalta que, en medio de esta realidad, la tendencia de 2018 en este marcado fue hacia la importación directa de vehículos ya ensamblados, en una dinámica en la que 95 % de las operaciones fueron dominadas por particulares.
De acuerdo con los números suministrados por Cavenez y presentados por el portal Banca y Negocios, la producción de los meses de enero y febrero, entre 2011 y 2017, mostró un declive importante. Estas cifras muestran que para el segundo año en referencia la baja ya era de 98,37 % en la producción de vehículos en apenas 6 años.
Según datos de las cámaras productivas del país, en 2007 la industria automotriz venezolana se ubicaba como la tercera de Suramérica, solo detrás de Brasil y Argentina. Hoy el escenario es muy distinto y se ven en Valencia plantas prácticamente desoladas e inactivas, con muy pocos empleados en FCA-Chrysler y Ford Motors de Venezuela.
En esta última compañía, numerosos trabajadores han aceptado un arreglo para retirarse. La nómina se ha achicado, indicaron ex sindicalistas a Cotejo.info en Valencia.
El 27 de marzo de 2017, se publicó la Gaceta Oficial número 41.122, que ordenaba la creación del Plan de Reimpulso de la Industria Automotriz “Venezuela en Movimiento”. El portal Vendata.org lo incluye en su base de datos.
Pero a pesar de los anuncios, el plan no avanzó para conseguir el mencionado reimpulso que se proponía, detallado en los 25 artículos de la mencionada Gaceta Oficial.
Según este plan oficial, se exoneraría de varios impuestos a aquellas ensambladoras de vehículos particulares, de carga y motos, que se adscribieran al proyecto. El programa se prolongaría por tres años desde el momento de la firma; es decir, hasta el 27 de marzo de 2020. Nada de eso ocurrió a escasos 10 meses del cierre de ese lapso.
Mientras esto sucede, muchos venezolanos continúan sus penurias por la falta de transporte público y deben movilizarse en camiones de estaca, en autobuses destartalados e incluso a pie. La situación ha sido advertida desde 2017.
En 2018, la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat se pronunció al respecto, destacando el uso peligroso de las llamadas “perreras” como un medio de transporte público que se observa a diario en las calles de Venezuela.
En los concesionarios también son pocos los vehículos que se observan en los últimos meses; sin embargo, en las calles se notan algunos carros importados de último modelo que han entrado al país y que se están vendiendo en dólares y, a veces, a precios muy superiores a los rangos tradicionales que se emplean en otros países.
Adicionalmente, ha ocurrido un descenso en la producción de cauchos en las principales plantas en Carabobo. Good Year prácticamente cesó la fabricación de neumáticos.
Más recientemente, Alice Nuemáticos de Venezuela, antigua Bridgestone-Firestone de Venezuela, anunció el envío de 251 trabajadores a sus casas con permisos remunerados por seis meses, debido a la baja productividad, que se ubica en un 25 % de su capacidad instalada, indicó la firma en una comunicación enviada a sus empleados.
La planta puede fabricar 9.080 cauchos al día, pero en la actualidad logra producir solo 2.280 unidades diarias.
Un panorama gris
El panorama configura una realidad que hace difícil que la industria automotriz venezolana pueda reactivarse en 2019, en especial si se notan los números de improductividad de comienzos del año en curso.
Tampoco se vislumbra una mejora en la flota que trabaja en el transporte público del país.
Ya en 2015 en Carabobo se alertaba sobre la crisis de esta industria. El sector automotriz fue sin duda el más golpeado en 2014 en la zona industrial de Valencia.
Según cifras ofrecidas por Fedecámaras-Carabobo, en 2014 experimentaron una caída del 87 % de su producción.
Christian Pereira, presidente del sindicato de FCA-Chrysler y de la Federación Unitaria de Trabajadores Automotrices, Autopartistas y Conexos –Futaac-, dijo que viven momentos “difíciles y duros” en ese sector industrial.
“Estuvimos advirtiendo desde antes de 2014, cuando avizoramos un año difícil para el país y la industria. El 2014 fue el peor año de la industria automotriz venezolana. En la historia de la fabricación de vehículos en el país, nunca se habían producido tan pocos vehículos como en 2014, cuando se hicieron un poco más de 23.000 vehículos, una industria que puede producir más de 150.000 vehículos, como sucedió en 2007”, afirmó Pereira en 2015.
En septiembre de ese mismo año, comenzó la venta dual de vehículos en bolívares y dólares para facilitarle a las ensambladoras que pudieran traer las piezas importadas que necesitaban para armar los carros, con la anuencia del gobierno.
El pionero de la práctica fue Ford Motors de Venezuela y luego le siguieron otras firmas, como FCA de Venezuela, pero con el paso del tiempo el mecanismo no funcionó porque resultaba oneroso adquirir un vehículo en dólares en el país y las importaciones se hacían con el dinero de los dueños de los concesionarios.
Por todo lo anterior, resulta improbable que puedan llevar a la industria automotriz venezolana al 100 % de su productividad este año y con el colapso eléctrico nacional mucho menos.