Entre –25 % y -35 % disminuirá la economía venezolana este año, según pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). Se acentúa la recesión económica
A un año del último “plan de recuperación y prosperidad económica” anunciado por Nicolás Maduro, la economía venezolana no sana
Mientras no se corrijan las fallas estructurales del sistema vigente y no haya una transición política que recupere la confianza, la economía nacional no volverá a crecer
Nicolás Maduro anunció el pasado 17 de agosto de 2018 su último “plan de recuperación y prosperidad económica”. El 20 de agosto de 2018 puso en vigor la última reconversión monetaria de la revolución socialista del siglo 21, que restó 5 ceros más a la divisa nacional y en los últimos 12 meses también activó el Petro, limitó la liquidez monetaria del sistema bancario con un encaje legal de 100 % y permitió que el dólar oficial siguiera las mismas tendencias del dólar paralelo, semana tras semana.
En aquella ocasión, el mandatario también prometió reducir el déficit fiscal a cero, recuperar el poder adquisitivo de los salarios del pueblo venezolano y –citamos- “restablecer equilibrios. Corrijo, establecer equilibrios nuevos, macroeconómicos, que marquen definitivamente lo que tiene que ser el proceso de crecimiento económico”.
Ninguna de esas promesas fue cumplida y ninguna de las medidas adoptadas por la élite gobernante permitieron a Venezuela salir de su recesión económica, que este 2019 acumula ya su sexto año consecutivo.
Según los más recientes pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), la economía nacional disminuirá entre –25 % y -35 % este año (ver gráfica Producto Interno Bruto de Venezuela (2013-2019).
Los economistas del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés (IIES-UCAB) estiman que el déficit fiscal del año 2019 alcance 11,5 % del Producto Interno Bruto (PIB).
La reconversión monetaria de 2018 tampoco consiguió detener el agresivo ciclo inflacionario, ni evitar una nueva devaluación, ni acabar con el dólar paralelo, ni sacar al país de su recesión económica.
El 20 de agosto de 2018, según la tasa cambiaria oficial publicada por el Banco Central de Venezuela (BCV), el dólar estadounidense se compraba a 60 bolívares soberanos. Y al cierre de esta edición, 13 de agosto de 2019, se compra a 13.613 bolívares soberanos.
Eso implica que el bolívar soberano se devaluó en más de 99 % en menos de un año.
Pero si comparamos esa cifra con la tasa oficial cambiaria que estaba vigente el día en que Hugo Chávez Frías asumió la presidencia de la República por primera vez, en febrero de 1999 (573 bolívares por dólar), el lector podrá apreciar con mayor claridad el tamaño de las megadevaluaciones que ha tenido el bolívar durante las administraciones chavista y madurista.
Para poder hacer a los números comparables, hay que tomar en cuenta los 8 ceros que restaron al bolívar que se usaba en 1999, tanto Chávez en 2008 (3 ceros) como Maduro en 2018 (5 ceros). Es decir, en la actualidad se necesitan 1.361.300.000.000 bolívares de aquellos para poder adquirir la divisa estadounidense. Sí, un millón 361 mil 300 millones de bolívares de los viejos.
La devaluación ocurrida el “viernes negro” de 1983, que muchos venezolanos recuerdan como la mayor de la historia republicana, es ínfima si se le compara con estas últimas.
Por la debilidad de la moneda venezolana, la escasez de los billetes nacionales y su limitado poder de compra, así como el colapso del sistema eléctrico y de las telecomunicaciones, que durante el mes de marzo limitaron severamente las transacciones comerciales a través de plataformas bancarias y puntos de venta en todo el territorio nacional, Venezuela también enfrenta ahora un proceso de dolarización de facto y 40 % de las transacciones se están haciendo en divisa extranjera, según estimaciones de la firma Ecoanalítica.
El encaje legal impuesto al sistema bancario sí logró disminuir la velocidad del ciclo inflacionario, que en 2018 crecía a tasas de 3 dígitos –incluso por encima de 200 % mensual- y en los últimos meses ha estado por debajo de 50 % mensual. Pero al mismo tiempo eso ha profundizado la recesión económica, porque secó la liquidez del sistema y al desplomarse los créditos bancarios se frena la actividad económica.
También las sanciones económicas impuestas por gobiernos extranjeros a funcionarios del gobierno actual e instituciones y empresas públicas venezolanas, por presuntas violaciones de derechos humanos, lavado de dinero, corrupción y otros delitos conexos, han agravado la crisis económica actual.
El salario mínimo actual (40.000 bolívares mensuales) equivale a 3 dólares al mes, de acuerdo con la tasa oficial publicada al cierre de esta edición (12 de agosto 2019). Y para adquirir una cesta básica alimentaria, que cuesta 2.625.578,15 bolívares, de acuerdo con el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), se necesitan 65 de esos salarios mínimos hoy en día.
Los salarios de los técnicos y profesionales venezolanos también se han pulverizado y ese es uno de los factores que explica la magnitud de la ola migratoria que ha experimentado el país en los últimos 12 meses. Si los salarios ni siquiera permiten cubrir los alimentos de la propia familia, muchos recursos humanos valiosos optan por migrar.
Muchos de los profesores universitarios, médicos, ingenieros, arquitectos e incluso oficiales con los más altos cargos de las fuerzas armadas nacionales, como generales y almirantes, que antes ganaban un equivalente a 2.000 dólares estadounidenses o más, ganan hoy 30 dólares mensuales o menos, con el sistema económico vigente.
El IIES concluye que el salario real al cierre del primer semestre de 2019 tiene un valor 50 % inferior al que tuvo en enero de este mismo año, y sus proyecciones económicas apuntan a que seguirá deteriorándose, mientras no se corrijan las fallas estructurales que socavan la economía nacional.
Los datos analizados permiten concluir que mientras no se corrijan esas fallas estructurales y no haya una transición política que recupere la confianza en el sistema económico venezolano, la economía nacional no volverá a crecer, más aún, se acenturá la recesión económica.