- Las evidencias de la destrucción de la calidad de vida y de sectores clave de Venezuela hacen dudar sobre el destino de los recursos recaudados
- La “alícuota adicional” de hasta 25 % impuesta al pago en divisas extranjeras mediante el IVA, puede ampliar la economía informal y el mercado negro
- En un ranking mundial publicado por Economipedia.com, solo Hungría supera a Venezuela en impuesto al consumo, con una tasa de 27 %
- Un impuesto tan alto resulta injusto socialmente y hasta regresivo, porque grava a todo el que consume bienes y servicios independientemente de su nivel de ingreso y patrimonio
“Tus tributos se convierten en obras para todo el pueblo de Venezuela”, asegura el Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat) en sus redes sociales.
Tus tributos se convierten en obras para todo el pueblo de Venezuela. #SeniatTrabajaParaTi pic.twitter.com/RuXgYxFife
— SENIAT (@SENIAT_Oficial) February 11, 2020
En 2019, lo recaudado por el Seniat superó los 29,6 billones de bolívares, equivalente a 637,1 millones de dólares, si se aplica la tasa cambiaria oficial publicada por el Banco Central de Venezuela al cierre del año: 46.500 bolívares por dólar.
¿637,1 millones de dólares en obras como afirma Seniat?
Cotejo.info decidió verificar ese discurso público del Seniat y preguntarse si realmente los 637,1 millones de dólares recaudados en 2019 se convirtieron en “OBRAS para TODO el pueblo de Venezuela”.
La pregunta cabe especialmente si se toma en cuenta la situación actual de los servicios públicos en el país, la falta de medicamentos e insumos en los centros de salud, la baja productividad de las empresas públicas, los retrocesos del sistema educativo, el estado de Pdvsa y la escasez de gasolina y gas en el territorio nacional, así como las condiciones de las calles, avenidas y autopistas o de las plantas de tratamiento de agua potable y la paralización de obras de infraestructuras claves desarrolladas por el Gobierno, entre otros factores.
Los índices de escasez que manejan organizaciones del sector privado, como Convite AC, por ejemplo, revelan que los problemas de falta de insumos y medicamentos en los centros de salud públicos venezolanos persisten.
Afortunadamente, la escasez ha disminuido con el proceso de dolarización de facto que está ocurriendo en la economía nacional y por eso, en parte, ya no se ven los niveles de escasez de 2018, cuando llegaron a registrarse picos de hasta 80 % y 90 %, pero estas carencias aún constituyen un problema grave para garantizar atención integral y de calidad en el sistema público.
Entre las obras de infraestructura claves paralizadas o no ejecutadas en 2019, destacan proyectos del Metro de Caracas, nuevas autopistas, nuevos hospitales, nuevas escuelas, asfaltado de arterias viales, reparación de puentes y fallas de borde incluso en las vías principales de la cordillera andina, alternativas para el túnel de La Cabrera, plantas eléctricas, represas y hasta procesos de mantenimiento básico e inversiones en subestaciones eléctricas que tienen años en lista de espera.
El gasto público también refleja las prioridades de la élite gobernante. Por ejemplo, el gasto público en salud se redujo en forma significativa durante la administración madurista: pasó de 6,1 % a 3,1 % del Producto Interno Bruto entre 2009 y 2015.
El gobierno ha concentrado sus esfuerzos y gastos principalmente en la construcción o rehabilitación de casas de Misión Vivienda y la distribución de bolsas de comida CLAP, con limitaciones nutricionales ya documentadas y que no cubren a “todo el pueblo de Venezuela”, sino exclusivamente a los venezolanos que tienen el “Carnet de la Patria”.
IVA venezolano, entre los más altos del mundo
También vale la pena destacar que la “alícuota adicional” de hasta 25 % en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) para pagos de bienes y servicios en divisas extranjeras, que la Asamblea Nacional Constituyente autorizó recientemente (Gaceta Oficial 6507, del 29 de enero de 2020), convierte a Venezuela en el país con la tasa de impuesto al consumo más alta de Latinoamérica y una de las más altas del mundo.
Esa reforma tributaria es inconstitucional, a juicio del abogado Leonardo Palacios. Solo la Asamblea Nacional está facultada para legislar sobre temas de esta naturaleza y modificar el Código Orgánico Tributario, la normativa aduanera y una ley de producción nacional.
De acuerdo con un ranking de Economipedia.com que evalúa el caso de 40 naciones del planeta, solo Hungría supera a Venezuela en esta materia, con una tasa de 27 % de IVA.
Informalidad y mercado negro
La sobretasa impuesta al comercio en divisas extranjeras de hasta 25 % generará mayor economía informal y mercado negro, destaca el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma consultora Ecoanalítica.
Además, un impuesto al consumo con tasas tan altas resulta injusto socialmente y regresivo, porque grava a todos los que consumen en divisas independientemente del nivel de ingreso que la persona tenga.
Es decir, si paga con dólares o euros, al abuelo que depende de las remesas que le envía su hijo desde el exterior le tocará pagar lo mismo que al diplomático o ejecutivo de empresas que cobran salarios en moneda extranjera o al corrupto que está lavando dólares en Venezuela.
Un impuesto regresivo
«El IVA tiene el defecto de que castiga al consumo. Las que más consumen son las clases altas; sin embargo, afecta mucho a las clases bajas porque no tienen capacidad de ahorro. En ese sentido puede ser regresivo», explicó la economista uruguaya María Dolores Benavente a Sputnik, un medio ruso que ha ampliado su presencia en la región y que coopera activamente con Telesur.
Cuando el IVA genera a la ciudadanía buenas retribuciones, la sociedad no lo resiente. Por ejemplo, hay países del Norte de Europa con altas tasas de impuesto al consumo (superiores a 20 %), pero como en esas naciones los servicios públicos funcionan, los estudiantes reciben buena educación en las escuelas y universidades, los hospitales públicos cubren las necesidades de sus pacientes y el Estado garantiza buenos estándares en materia de seguridad, agua, electricidad y telecomunicaciones, pues la gente tiende a cumplir con el fisco voluntariamente.
Pero en Venezuela, como también sucede en otros países de la región, lo que le devuelve el Estado al ciudadano es muy poco y muy malo.
Otro golpe al bolsillo
El economista Angel Alvarado, diputado y miembro de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, advierte que elevar hasta 25 % el IVA para transacciones en divisas es la receta perfecta para profundizar la recesión económica que sufre el país y que se ha mantenido en forma ininterrumpida en los últimos 7 años.
Como resultado de esos 7 años de contracción económica, Venezuela produce actualmente cerca de un tercio de lo que producía en 2013.
El nuevo IVA, en opinión de Alvarado, será otro golpe al bolsillo de los venezolanos, porque los bienes y servicios del país se han dolarizado, pero los salarios no, y hay muchos compatriotas que dependen de remesas familiares de sus seres queridos en el exterior para alimentarse, comprar medicinas y cubrir necesidades básicas.
En la actualidad, el salario mínimo integral en Venezuela es inferior a 10 dólares mensuales.
Seniat brilla por su ausencia en Memoria y Cuenta 2019
En la Memoria y Cuenta 2019 que Nicolás Maduro presentó el pasado 14 de enero ante la ANC, brilla por su ausencia la palabra Seniat.
No se detalla en ese documento público el destino dado a esos dineros públicos, pero la palabra “impuestos” sí aparece dos veces.
La primera, para informar que “la cobertura del gasto público interno por parte de los tributos, de los impuestos recaudados, creció 65 %, aportando sustancialmente a la disminución del déficit fiscal”.
Y la segunda para anunciar la “revolución fiscal” que estaba por venir, con la reforma tributaria y aduanera aprobada luego por los constituyentistas.
Por los datos disponibles contrastados y los análisis de los hechos verificados, Cotejo.info califica como “media verdad” esta declaración pública del Seniat.