- Declaraciones de voceros gubernamentales tratan de dar la impresión de que todo está bajo control. Sin embargo, al poner la lupa en el discurso público nos encontramos con algunas preocupantes discrepancias
- Un decreto de cuarentena social nacional y la solicitud de $5 millardos al FMI advierten un panorama diferente
La narrativa oficial venezolana sobre el COVID—19 ha multiplicado progresivamente su intensidad –tanto en frecuencia como en verbo- desde que este coronavirus se apoderara de la agenda individual y colectiva mundial.
Lejos quedaron los días en que el ministro de Salud, Carlos Alvarado, trataba de infundir tranquilidad a la ciudadanía venezolana al referirse al coronavirus como una “gripe común”. Para el momento no se conocía de casos en el país. Sí abundaban los rumores no confirmados por redes sociales y WhatsApp.
“Esta enfermedad se ha comportado desde su aparición, en diciembre de 2019, como una gripe común en 80 % de los casos, con una duración de tres a cinco días, goteo nasal, malestar general, tos, estornudo y fiebre, y en menor número de casos, con fiebre persistente y dificultad respiratoria”, declaraba Alvarado a comienzos de febrero.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explica en su sitio web oficial que los síntomas más comunes de la COVID-19 son fiebre, cansancio, tos seca y que algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, dolor de garganta e incluso diarrea. Esto ratifica lo expresado por el ministro en cuanto a la sintomatología.
Las manifestaciones físicas de la enfermedad suelen ser leves y graduales, según la OMS. Incluso hay pacientes que no presentan anomalías.
A pesar de que en febrero, el COVID-19 aún no había sido catalogado como una pandemia, y que este coronavirus era visto como un problema de China y Europa por buena parte de los venezolanos, la situación de los hospitales, aunado a la precariedad de los servicios básicos, en el país comenzaba ya a ser un motivo de preocupación dentro del territorio nacional.
Discrepancias en cuanto al origen de los afectados por el COVID-19
Las declaraciones de los voceros oficiales en Venezuela no siempre son tan monolíticas como podría esperarse en torno al nuevo coronavirus; incluso pueden contradecirse entre sí.
Ya ocurrió con los primeros balances de afectados por el COVID-19 desde el gobierno nacional. La noche del sábado 14 de marzo, el vicepresidente sectorial de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, afirmó que los contagiados hasta ese instante provenían de Estados Unidos y Europa, uno de Cúcuta, además de dos pacientes de transmisión local en los estados Apure y Cojedes.
Dos días después, Nicolás Maduro revela que son 33 los infectados con el COVID-19. “De los 33 casos de coronavirus, 28 son importados de Europa y cinco de Cúcuta, Colombia”. Queda abierta la interrogante de los pacientes que venían de Estados Unidos, y más importante aún, de los contagiados localmente. ¿Qué paso con ellos? ¿Cuál es su estatus?
Al momento de redactar esta nota, el número de contagiados por coronavirus dentro del territorio nacional es de 36, de acuerdo con fuentes oficiales.
Una situación que puede prolongarse por “varios meses”
La aparente calma del ministro Alvarado contrasta con el tono de funcionarios como Maduro y Jorge Rodríguez. Probablemente sea por esa razón que el ministro de Salud ha venido quedando en segundo plano en cuanto a la vocería oficial. En cambio, los hermanos Rodríguez e incluso Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, han gozado de mayor protagonismo.
Alvarado aún alberga la esperanza de que la “contingencia” que involucra al COVID-19 “no sea tan larga”. Maduro, en contraposición a su ministro de Salud, llama a la población a “ponerse seria” y a “hacer llevadera esta situación que, según su óptica, tomará varios meses”.
La principal medida de la administración de Maduro para “aplanar la curva” es la prevención. Para ello, recurren al aislamiento de la población.
“La principal arma que tenemos para combatir el coronavirus es la cuarentena social, colectiva, particular, familiar. Es realmente el mecanismo que nos va a permitir derrotar en un lapso de tiempo el flagelo del coronavirus. Así que quédese en su casa, ayúdenos a ayudarlo, ayúdenos a protegerlo”, expresó Rodríguez en días pasados.
Para Delcy Rodríguez, vicepresidenta en funciones del país, estamos en el momento indicado para cortar con la cadena de transmisión del coronavirus.
De los métodos para combatir el COVID-19
Aparte del decreto de “estado de alarma nacional” que contempla el aislamiento preventivo, Maduro ve en los llamados “cuadrantes de paz” a un factor importante para la prevención del coronavirus. “Los Cuadrantes de Paz van a ser epicentro de nuestro modelo para la atención de la crisis generada por la pandemia del coronavirus. ¡Así lo anuncio!”, dijo el gobernante, sin dar mayores explicaciones.
A pesar de que no hay vacunas ni medicinas indicadas especialmente para combatir el COVID-19, Maduro apuesta por un medicamento made in Cuba. Según él, ha tenido excelente resultado en su aplicación en la crisis de coronavirus en China. Se trata del interferón. “El interferón cubano ya está en Venezuela para atender a aquellos pacientes que pudieran tener este tema (sic) más adelante”.
“Estamos preparados para afrontar el coronavirus”
Carlos Alvarado, ministro de Salud, expresaba en febrero pasado que en Venezuela existía la capacidad de atención e identificación del coronavirus en las instituciones nacionales y que no había motivos para alarmarse.
Un mes después, Delcy Rodríguez informaba sobre una petición de asistencia técnica a la OMS para evitar la propagación de la enfernedad. “A través de la vía diplomática, el presidente Nicolás Maduro hizo llegar una comunicación al director general de la OMS, solicitando asistencia técnica especializada para el COVID-19”.
El 10 de marzo, Maduro expresaba que, a pesar de las “sanciones criminales”, había aprobado todos los recursos para la dotación de los tests (pruebas) necesarios para prevenir y proteger al país del coronavirus.
Sin embargo, Jorge Arreaza, canciller de su gobierno, hacía pública la solicitud por parte del mandatario al Fondo Monetario Internacional (FMI) de un préstamo de 5 millardos de dólares “para combatir el coronavirus en el país”, lo que hace dudar de si realmente Venezuela está lista para ganarle la batalla a esta pandemia, que ya ha provocado la muerte de más de 8 mil personas en el mundo.