- La inconsistencia dificulta el análisis y previsión adecuados al comportamiento del COVID-19 en nuestro país
- No existen razones para pensar que la curva epidémica registrada en Europa será diferente en Venezuela
El COVID-19 tomó por sorpresa al mundo entero. Incrédulos subestimaron este virus ya declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las principales ciudades del mundo se encuentran paralizadas y el estado de cuarentena entró en vigor. Así, las autoridades luchan por contrarrestar las cifras de contagiados y fallecidos que parecen no frenar.
Ante este panorama, expertos científicos, médicos y epidemiólogos mundiales aplican distintas estrategias que buscan un objetivo común: cortar la cadena de contagios y ponerle fin al coronavirus. ¿Cómo lo hacen?, ¿ha sido un patrón similar en las distintas regiones o el virus se ha comportado de manera diferente dependiendo del país?
Allí es donde cobra importancia el sistema de vigilancia epidemiológico. Especialistas en la materia analizan diariamente la llamada curva epidémica, que no es más que una representación gráfica del número de contagiados de una patología en un período específico, en este caso, semanas epidemiológicas. Las curvas epidémicas son útiles porque proveen información acerca de un patrón de propagación de la epidemia, actualmente el coronavirus.
Sin embargo, depende de la disponibilidad de información precisa y oportuna derivada de los organismos e instituciones que administran el control sanitario de esta enfermedad, la estimación correcta de su comportamiento epidémico y la previsión de acciones de contención y tratamiento adecuados para cada caso, momento y región.
El caso Wuhan
Según una investigación del periódico hongkonés South China Morning Post, el primer contagio conocido de COVID-19 tuvo lugar el pasado 17 de noviembre en Wuhan, China. El rotativo señaló que desde la fecha sumaron de uno a cinco contagios cada día; para el 15 de diciembre el número total de infecciones era de 27 y el 20 de diciembre había ya 60 contagiados.
Las autoridades chinas identificaron al menos a 266 personas infectadas durante 2019. El 1 de enero 2020 sumaban ya 381 contagiados, lo que dejó en evidencia el crecimiento acelerado, tras varias semanas de su aparición.
Coronavirus en Europa
Francia fue el primer país europeo en confirmar la propagación del virus en su territorio, el día 25 de enero. Le siguió días más tarde Italia y, con una semana de retraso, tocó suelo español. Sin embargo, según cifras aportadas por la OMS, podemos visualizar el crecimiento de los casos semana tras semana, obteniendo un comportamiento similar de aceleración del virus a partir de la quinta semana desde su aparición.
La curva epidémica es similar en muchos países, una línea prácticamente recta en escala, es decir en aumento. La naturaleza del COVID-19 es sin duda multiplicarse. En algunos casos se está aplicando la medición de los ritmos de los brotes en cada país, usando “el tiempo de duplicación”. Es decir, ¿cada cuántos días se está duplicando el número de casos confirmados?
El reportaje del diario El País (España) parece ir convergiendo dicha duplicación a una cifra alrededor de los tres días. Eso significa que, si un sábado hay 4.000 casos, debemos esperar unos 8.000 para el martes y 16.000 el próximo fin de semana.
Modelo Gompertz
Para el investigador del Grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) Daniel López, el COVID-19 avanza de la manera esperada.
«El modelo de Gompertz confirma que el virus se está comportando correctamente y aunque ahora debemos prepararnos para los nuevos casos que surgirán durante los próximos días, la velocidad en la que crecerán los nuevos diagnósticos de coronavirus irá disminuyendo progresivamente”.
López ha afirmado que el modelo matemático de Gompertz permite hacer estas predicciones a corto plazo tras estudiar distintos indicadores epidemiológicos y que el crecimiento local del virus se está controlando, ya que, en lugares como Corea del Sur, Italia o Irán, donde la incidencia es alta, «el número de casos nuevos por caso detectado irá disminuyendo» y, en su opinión, se está conteniendo la expansión.
Coronavirus en Venezuela
Nuestro país se convirtió prácticamente en el último de América Latina en haber reportado la llegada de la pandemia. No obstante, como es costumbre, la información oficial es imprecisa.
El pasado 13 de marzo se dio a conocer la confirmación del primer caso. De allí al 20 de marzo (ocho días) se han oficializado 70 casos de COVID-19 por parte de las autoridades. Esto quiere decir que se reportan positivos un promedio de más de ocho casos por día.
No hay razones para pensar que el comportamiento del virus en Venezuela sería distinto al que se viene presentando en los países de Europa ya analizados. Incluso naciones más cercanas como Brasil o Colombia, con las que compartimos fronteras, ya evidencian un proceso más acelerado en el crecimiento de los contagios.
Otro factor a analizar no es solo el aumento real de infectados en el país, sino también la capacidad de detectarlos por parte de sus autoridades. ¿Se cuenta con los kits necesarios para las pruebas diagnósticas de detección? ¿O será esta una nueva problemática que deberá afrontar el país ante un mayor número de sospechosos?
Demanda de insumos médicos en aumento
Ha sido público y notorio también el flujo de denuncias provenientes del personal de los centros asistenciales que reclaman equipos de bioseguridad, insumos médicos, unidades de ventilación mecánica e incluso mascarillas y guantes de protección.
Esta es una preocupación legítima, si tomamos en cuenta que al menos 12 % de los contagiados por el coronavirus en España corresponde a personal de su sistema sanitario, bastante mejor equipado que el venezolano en estos momentos.
Venezuela ha seguido los protocolos internacionales dictados por la OMS, al decretar cuarentena prácticamente desde el momento en que se conoció la llegada del coronavirus. Esto podría darles a las autoridades, y a la población misma, una ventaja contra el virus en marcar anticipadamente un distanciamiento social. Con esta medida se busca cortar la cadena de contagio.
No queda más que esperar, cumplir con las recomendaciones de quedarnos en casa con conciencia y apostar por medidas a tiempo que podrían evitarnos una tragedia tan grande o peor como la que hoy vive Italia.