- Aunque así lo asegura el vicepresidente del área económica, Tareck El Aissami, se sabe que no todos los medicamentos se producen en nuestro país en cantidades suficientes
La pandemia, que tiene de cabeza al mundo entero, también mantiene a científicos, investigadores y laboratorios en la búsqueda desesperada de una vacuna para controlar la transmisión del virus.
Aunque al parecer ya existen avances significativos, aún no hay ninguna concreción al respecto aprobada por la Organización Mundial de la Salud, tampoco lo hay sobre el tratamiento indicado para personas infectadas. Sin embargo, distintos países han establecido protocolos de medicamentos de acuerdo a recomendaciones de la OMS y a las experiencias aplicadas en China, donde nació el COVID-19.
El pasado 23 de marzo Venezuela inició el uso de la cloroquina (medicamento usado en el combate de la malaria) para tratar y prevenir la enfermedad causada por el nuevo coronavirus. Según declaraciones de voceros oficiales, como Jorge Rodríguez, se le va a dar tratamiento con cloroquina por vía oral a los pacientes infectados y a todos sus contactos cercanos.
Pero más allá del tipo de medicamento considerado por las autoridades venezolanas para atender los casos positivos de COVID-19, llaman poderosamente la atención las afirmaciones del vicepresidente sectorial para el área económica de este gobierno, Tareck el Aissami el pasado 24 de marzo desde el Palacio de Miraflores, en las que expresa que nuestro país estaría comprando materia prima y produciendo, en suelo venezolano, todos los medicamentos necesarios para afrontar el coronavirus.
“El presidente Maduro lo ha reiterado, todas las medicinas que requiera el pueblo venezolano están siendo producidas por nuestra industria, tenemos inventario suficiente que nos permite afrontar y encarar esta crisis, eso es un síntoma positivo, es un síntoma de la capacidad con la que ha venido recuperándose el aparato productivo venezolano” señaló.
Aún con todo el evidente deterioro del sistema de salud venezolano, la aguda crisis económica y social que vive el país, ¿cree usted posible que la industria farmacéutica venezolana esté ahora produciendo los medicamentos indispensables para la recuperación de pacientes con coronavirus? Vamos a analizar los cuatro principales tratamientos que han indicado los voceros oficiales se estarían usando, no solo en Venezuela sino en distintas naciones, para tratar de contrarrestar los efectos de este virus en el ser humano.
Cloroquina
En 1934, la cloroquina fue descubierta por Hans Andersag y su equipo de investigación en los laboratorios Bayer, de Elberfeld (Indiana), dándole el nombre de Resochin. Fue considerada en un principio demasiado tóxica para uso humano y por ello la molécula fue ignorada durante una década. Es durante la Segunda Guerra Mundial que el gobierno de los Estados Unidos patrocinó una serie de ensayos clínicos que demostraron, más allá de toda duda, el valor terapéutico del fármaco.
Fue en 1947 cuando se autorizó su uso médico en el tratamiento profiláctico de la malaria. La cloroquina figura en la Lista de Medicamentos Esenciales de la OMS; suele encontrarse en forma de fosfato de cloroquina y su nombre comercial más conocido es Aralen. Actualmente, la cloroquina es producida por grandes laboratorios como Bayer o Sanofi Aventis, que la distribuyen en el mundo.
Sanofi Aventis mantiene su sede en Caracas, pero con una disminución importante en la producción de medicamentos en el país, incluso ahora producen fuera de Venezuela y en el país solo se distribuye y comercializa (también es producida en algunos países por empresas nacionales como Laboratorio Chile).
La empresa socialista de medicamentos biológicos, Espromed Bio, refleja en su portal web oficial que producen cloroquina en presentación de uso hospitalario, sin embargo, no ofrecen detalles de su producción actual ni de su distribución.
Interferón
El Interferón Alfa-2B es considerado una de las estrellas de la biotecnología cubana y es conocida su efectividad en el tratamiento en enfermedades como el VIH, el virus del papiloma humano, la hepatitis B y C. La primera vez que Cuba fabricó su interferón fue en 1981, utilizada con gran efectividad en el tratamiento de la epidemia de dengue hemorrágico del mismo año.
El interferón alfa-2b fue producida por primera vez en el laboratorio de Charles Weissmann en la Universidad de Zúrich (Suiza), fue desarrollado en Biogen y finalmente comercializado por Schering-Plough con el nombre comercial Intron-A, laboratorio que tampoco produce medicamentos en Venezuela.
Sin embargo, este medicamento antiviral ha sido producido en China por una empresa mixta cubano-china conocida como ChangHeber. Aún se evalúa científicamente su efectividad en pacientes con Coronavirus.
Remdesivir
Se trata igualmente de un medicamento antiviral, desarrollado por la empresa estadounidense Gilead Sciences como un tratamiento para la enfermedad del virus del ébola y las infecciones causadas por el virus de Marburgo, aunque posteriormente se descubrió que muestra una actividad antiviral razonable contra otro virus, entre ellos el virus sincitial respiratorio, el virus Junín, el virus de la fiebre de Lassa y posiblemente el coronavirus.
China comenzó un ensayo clínico con remdesivir y le siguió Italia como terapia antiviral experimental en el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas «Lazzaro Spallanzani» en Roma para tratar a una pareja de turistas chinos afectados por COVID-19.
Lopinavir/ritonavir
El ritonavir es un antirretroviral que se utiliza en la terapia combinada con Lopinavir en adultos y pacientes pediátricos con infección por VIH-1 y enfermos de sida. Cabe resaltar que la combinación Lopinavir/ritonavir fue aprobado por la FDA de EE.UU. (Food and Drug Administration: Administración de Medicamentos y Alimentos) el 15 de septiembre de 2000 y en Europa en abril de 2001, su patente vencía en los Estados Unidos el 26 de junio de 2016.
Este medicamento fue desarrollado por laboratorios Abbott (ausente de Venezuela), empresa que según su página web oficial continúan ejerciendo funciones en Latino América, pero solo en Argentina, México, Chile, Costa Rica, Perú y Colombia.
Ahora bien, se debe recordar que empresas que tuvieron más de una década dorada en franco crecimiento del mercado farmacéutico venezolano como: Pfizer, Aventis, Merck, Glaxo, Farma, Roche, Janssen, Astrazenica, Leti, Genven, Elter y Elmor, desde hace aproximadamente 5 años cesaron actividades en el país, trasladaron sus operaciones a mercados cercanos como Colombia o producen a 25 % de su capacidad, siempre dejando representantes de ventas y cumpliendo con compromisos mínimos adquiridos.
Solo las últimas 4 empresas nombradas por ser de carácter nacional operan en algunas condiciones irregulares desde el año 2016 en Venezuela, toda esta situación producto del control de cambio, el declive económico y el control de precios sobre más de 1.100 medicamentos impuestos por el gobierno.
Cifras porcentuales de producción confirmadas por el presidente de la cámara de la industria farmacéutica (Cifar) Tito López, quien explicó que la cantidad de medicamentos elaborados en el país no satisface la demanda de los consumidores.
Podemos corroborar que los medicamentos estipulados por las autoridades venezolanas para combatir el coronavirus en el país están siendo también aplicados en otras naciones como tratamiento para controlar la epidemia, lo que no puede afirmarse es que todas estas medicinas se producen en Venezuela en cantidad suficiente como lo indica el vocero oficial Tareck el Aissami.
En primera instancia, los laboratorios, incluso con patentes vigentes sobre los mencionados medicamentos o principios activos, no operan en suelo venezolano; lo que sí sucede desde hace un tiempo atrás, producto de la escasez de insumos médicos en el país, es que algunos medicamentos producidos en el exterior se importan a Venezuela por casas de representación que los comercializan en el país.
Hasta hace pocos meses, casos puntuales como la cloroquina (en sus distintos nombres comerciales) se podían visualizar en alguna farmacia privada bajo distribución de empresas radicadas en Venezuela, como Sanofi Aventis. Por otro lado, la cloroquina, que puede estar produciendo el gobierno venezolano a través de instituciones como Espromed Bio, serán dirigidas directamente a los centros hospitalarios centinelas pre determinados para atender casos de COVID-19.
En todo caso, en igual declaración que hiciera Nicolas Maduro días antes que El Aissami sobre este asunto, dijo que Venezuela tenía capacidad de responder al coronavirus, aunque también afirmó que dispondrían del tratamiento que se requiere “gracias al apoyo dado por el sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)”.
Es evidente y reiterativo que voceros oficiales ofrecen información muy genérica con respecto a la pandemia del COVID-19 en Venezuela. La falta de precisión o detalles sobre el comportamiento del virus en el país, o sobre el uso de los medicamentos apropiados para su tratamiento, podría llevar a estados de desinformación en una población en riesgo de incurrir en acciones equivocadas por parte de los ciudadanos.