- El llamado “Socialismo del Siglo XXI” se ha definido desde sus inicios como “feminista” y socialista
- A pesar de tener a mujeres en puestos considerados “clave”, la realpolitik venezolana está dominada por hombres
- En tiempos de “revolución” se han promulgado leyes que amparan a la mujer venezolana, sin embargo, no se terminan de hacer sentir
- Son varios los aspectos en los que el Estado venezolano se encuentra en mora con las mujeres
Desde sus inicios, el “proceso revolucionario” ha estado lleno de anécdotas y momentos que le ayudaron a construir una narrativa muy particular. Frases como “me quito el nombre si en Venezuela hay niños en la calle”, el pajarito que “le habló” a Maduro o el famoso despido masivo de PDVSA en 2003 con pito y tarjeta roja cual árbitro de fútbol son claros ejemplos de ello. Ni hablar de los “Aló Presidente” o programas como La Hojilla, por mencionar solo algunos. Las mujeres venezolanas no escaparon a este discurso.
Hugo Chávez, artífice de la llamada “revolución bolivariana” y presidente de Venezuela entre los años 1998 y 2013 se definió a sí mismo y al proceso político que encabezó como feminista.
«Soy feminista y lucho porque la mujer bolivariana ocupe el lugar que le corresponde. No puede haber revolución sin la participación de las mujeres de la patria»
“La dignidad de un pueblo pasa por la dignidad de las mujeres (…) La revolución socialista debe ser feminista, defender a las mujeres que han sido explotadas, ellas y sus hijos e hijas”
«En el marco del sistema capitalista es imposible derrotar la exclusión y el atropello a la mujer porque el sistema capitalista tiene en su base los antivalores de la exclusión, el machismo, la violencia, la degradación de los valores y particularmente de la mujer»
“Un auténtico socialista debe ser un feminista”
Todas estas frases, y otras de similar índole, fueron una constante de Chávez en sus alocuciones.
¿Es la «revolución» realmente feminista?
Linda Loaiza, abogada venezolana y especialista en derecho internacional, además de sobreviviente de violencia de género y víctima de violaciones de derechos humanos por parte del Estado venezolano, sostiene que es solo un discurso fraudulento. “Todo lo referente a las mujeres y sus derechos solo se ha utilizado para una propaganda engañosa que ha opacado, hasta hacerlos desaparecer, los pocos logros que las feministas habíamos logrado. Pensar en una revolución feminista comandada por un militar sobrepasaba la imagen histórica de cualquier revolución”.
Loaiza hace un aparte con el llamado lenguaje inclusivo. “Su sentido y pertinencia ha sido banalizado, desdibujado y objeto de ridiculización por el empleo bizarro de quienes ejercen el poder, extendiéndose como mala hierba entre quienes asumen, sin ningún criterio, que lo femenino y lo masculino vale para todo”.
Para la doctora Diyuly Chourio, abogada especialista en políticas públicas y justicia de género, a pesar de que en estas dos décadas son palpables los avances en cuanto a los derechos de la mujer, no se puede hablar de feminismo en una “revolución” que excluye a aquellas cuya ideología no es afín al proceso, entendiendo al feminismo como una corriente democrática que busca la igualdad de derechos y condiciones “sin dejar a nadie atrás”, como dice la antropóloga mexicana Marcela Lagarde.
“El feminismo es un movimiento que quiere construir una sociedad en la que (se pueda) hacer vivible la vida -citando a Lagarde-, y no creo que ninguna feminista venezolana en estos momentos pueda decir eso”, indicó Chourio. “Aunque el Estado se haya proclamado feminista, sigue existiendo desigualdades sustantivas en los derechos de las mujeres venezolanas”.
Chourio, quien es la presidenta de una ONG llamada Fundación Vida Jurídica, argumentó que el incumplimiento de las políticas públicas ha dejado a las mujeres venezolanas desasistidas.
La política dura la ejercen los hombres
Una fuente, que se define a sí misma como activista, feminista y revolucionaria y que aceptó declarar para Cotejo.info bajo condición de anonimato (vamos a referirnos a ella como Ana), pone el acento en lo político.
“Si bien es cierto que desde 1999 con la nueva Constitución se consagran los derechos humanos de las mujeres, esto no va más allá de anuncio de voluntades políticas. Es innegable la participación de las mujeres en instancias del Poder Popular. Llegamos a tener a una mujer a la cabeza de instituciones como el Consejo Nacional Electoral, el Tribunal Supremo de Justicia, la Defensoría del Pueblo, incluso tuvimos una ministra de Defensa. Sin embargo, la economía, la política de Interior y Justicia (el Ministerio), las relaciones exteriores (Cancillería) la industria petrolera, es decir, lo considerado “duro” está en manos de los varones de la Revolución. No existe una política verdaderamente feminista de igualdad y paridad en el ejercicio del poder”, expresó.
A juicio de Ana, en la práctica no hay mayor reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. “Esto se pone de manifiesto cuando el propio presidente manda a parir a las mujeres los hijos de la patria. ¿Eso hace que la revolución sea feminista? Definitivamente no”, acotó.
Aportes de la “revolución” a las mujeres venezolanas
Además de lo mencionado anteriormente, en cuanto al reconocimiento en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en materia de derechos humanos, Chourio, que también funge como defensora internacional de DDHH, enumera algunos aspectos positivos de los gobiernos de Chávez y de Maduro hacia la mujer venezolana:
- Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia (2007) con su posterior reforma en 2014, que agrega y define el femicidio como delito tipificado
- Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (2005), donde se les garantiza a las mujeres indígenas su desarrollo integral, participación política, económica y cultural
- Instalación de los primeros tribunales y fiscalías especiales en materia de violencia contra la mujer
- Instalación de los primeros Tribunales Especiales en materia de Protección de Violencia contra la Mujer, siendo pioneros en Latinoamérica en ampliar en todo el país casi 19 tribunales especiales, con más de 94 fiscalías en la actualidad
- Creación del Órgano Superior Popular de Justicia de Género (2016), implementado en estado Aragua, y expandido e impulsado al resto del país en 2019, cuya función principal es articular los casos de violencia contra la mujer con el resto de los entes de Estado, en aras de la protección y atención a la víctima
¿Son necesarias más leyes?
Ante este panorama, la pregunta de rigor es si hace falta crear más leyes o basta con hacer cumplir las existentes. Ana lo tiene claro. “Hay que hacer cumplir las leyes actuales y eso pasa por el cese de la impunidad. Pasa por que el Estado demuestre con hechos reales que la vida de las mujeres realmente le importa, más allá de las declaraciones y meras intenciones. A las mujeres las siguen matando por razones de género, siguen muriendo por condiciones que pudieran ser imputables al Estado. Por ejemplo, las muertes maternas”.
Ana considera que, a pesar de lo avanzadas que son las leyes venezolanas, estas siempre se pueden mejorar. “Dentro de lo perfectible de la ley, está la reforma para incluir el feminismo entendido como la muerte de mujeres por comisión e inacción del Estado en su responsabilidad de ser garante de la vida de sus ciudadanos”.
A juicio de Loaiza pudieran faltar algunas reformas, pero lo realmente necesario es que se cumplieran las que existen. “En nuestro país no podemos hablar de un estado de derecho. Hay una ruptura total, con los principios de legalidad, separación de poderes y todos los principios institucionales. Mientras exista esta situación, no tiene sentido crear nuevas leyes que se sumarán a los archivos de letras muertas”.
Asignaturas pendientes del Estado con las mujeres venezolanas
A pesar de autodefinirse desde su génesis como un gobierno feminista, la “revolución” tiene varios asuntos pendientes con las mujeres que hacen vida dentro del territorio nacional.
“(El Estado) está en deuda con las mujeres en cuanto a políticas de prevención de embarazos precoces, con las afrodescendientes, con las mujeres lesbianas, con las privadas de libertad, con las mujeres en la política, las que conviven con VIH/SIDA, las migrantes, las refugiadas, las jubiladas de la administración pública”, explicó Chourio. Agregó que desde 2015 no es posible obtener del Estado estadísticas puntuales sobre los diferentes tipos de violencia, desagregados por formas y delitos.
Por otra parte, Ana toca un tema fundamental en la lucha feminista, y es el del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. “Es inadmisible que para un Estado y un gobierno que se vanagloria de ser revolucionario que este tema haya sido tabú durante 20 años. Son nuestros cuerpos y tenemos derecho a decidir sobre ellos. La tarea del Estado es garantizar condiciones seguras para ello”.
Violencia de género: un problema estructural
La violencia contra la mujer siempre ha existido, explica la doctora Chourio. “Según el trabajo de investigación realizado por Ernesto Herrera Núñez llamado “Evolución de la Criminalidad en Venezuela (1990-2015), a partir de 1999 hubo un aumento de los homicidios en Venezuela. Para 2005 era posible obtener información de estos por medio del Ministerio de Interior, Justicia y Paz. Sin embargo, las ONG han sido punto focal para poder realizar un mapeo exhaustivo. Esto debido a que los reportes oficiales siempre han sido desagregados”.
Las ponderaciones descritas por parte del Ministerio no indicaban con exactitud la cantidad de homicidios. En la actualidad ocurre con los delitos contra la mujer. “Para 2014 existían más asesinatos de hombres por diferentes tipos de delitos. Se englobaban los homicidios de las mujeres y de los hombres en cantidad unitaria y no desagregada. Ese año se reformó la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, que trata de forma específica cada uno de los delitos de violencia género contra la mujer», añadió.
Ana, por otra parte, no cuenta con suficientes elementos para asegurar que la violencia de género se ha agravado (o no) en estas dos décadas. “Lo que sí creo es que ahora hay mayor conciencia de género y de nuestros derechos, esto visibiliza mucho más las muertes violentas. Por ello considero que es fundamental atacar la impunidad, siendo más eficientes en la administración de justicia”, argumentó.
Sistema judicial las revictimiza
La impunidad frente a los casos de violencia de género que reciben las víctimas y sus familiares al acudir al sistema judicial, quien debería protegerlas, las recrimina, las señala, las acusa, las revictimiza. El Estado con sus acciones le dice al hombre “tranquilo, hazle lo que deseas, nunca te sancionaré”. Es una carta blanca y aceptación de violentar a las mujeres hasta asesinarlas y continuar por la vida ilesos, sentenció Loaiza.
La presidenta de la Fundación Vida Jurídica indicó que en 2015 se obtuvo del Ministerio Público la cifra de asesinatos por razones de género (121). Para 2016 se mantuvo casi la misma data (122). Se presentó un incremento de 108,2 % en 2017, con 254. No obstante, aún no se contaba con una identificación específica que permitiera dilucidar si se estaba en presencia de un femicidio.
Desde 2018, Cotejo.info ha intentado llenar ese vacío en cuanto a las cifras al establecer categorías por móvil, entidad, municipio, parroquia y más recientemente, campos como el tipo de armamento utilizado, quién cometió el crimen y si cada asesinato es susceptible o no de ser considerado como femicidio, de acuerdo con la legislación venezolana vigente.
“Es necesario acotar que las cifras son presuntas. Le corresponde al Ministerio Público tipificar el delito de violencia de género contra la mujer en Venezuela. Dada la falta de información oficial, gracias a los periódicos digitales y las ONG podemos estimar lo que sucede con las mujeres venezolanas”, sentenció Chourio.
Escasez de productos y el alto costo de la vida atentan contra el bienestar de la mujer
Para Ana, la escasez de productos, el alto costo de la vida y la pobreza tienen rostro de mujer. “La pobreza hace mella en las mujeres porque somos quienes se impactan con la escasez de los productos y el alto costo de la vida; son las mujeres quienes sufren la necesidad de intercambiar sexo por productos, por dinero o por servicios; son las mujeres las que cruzan las fronteras en busca de mejorar las condiciones de vida para ellas y para sus hijos”, indicó.
“La escasez de productos atenta contra el desarrollo personal y el avance de las mujeres venezolanas, tanto en la parte intima, como externa. Los productos alimenticios son de gran relevancia, y la ausencia de ellos hace que el grado de desnutrición de las mujeres y niñas sea mayor. Vemos más adolescentes y mujeres sin tratamientos preventivos de embarazos, ya que si se consiguen no son accesibles; las consultas médicas dolarizadas ocasionan que no asistan a sus chequeos rutinarios o especializados”, complementó Diyuly Chourio.
Sobre la diáspora, explicó que muchas venezolanas emigraron para apostar por un futuro mejor, siendo en algunos casos víctimas de trata de personas.
“La migración forzada ha traído como consecuencia que las venezolanas sean doblemente discriminadas, primero por su condición migratoria y segundo por ser mujeres. Esto es lo que nos motiva a seguir trabajando para devolverles la construcción y visión de una Venezuela garante de los derechos humanos”, aseveró.
Uno de los problemas de la diáspora, en opinión de Loaiza, es el peligro de caer en redes de prostitución y trata de personas. “Muchas son engañadas con falsas ofertas de trabajo y son presas fáciles del tráfico de mujeres, niñas y adolescentes”.
10 casos emblemáticos de violación de DDHH contra las mujeres venezolanas
Desde 1999, son varios los episodios en los cuales el Estado venezolano ha sido responsable, directa o indirectamente, de violación a los derechos humanos de las protagonistas de tales hechos. Adicionalmente, en las protestas ciudadanas que se han llevado a cabo en el país, hubo mujeres asesinadas a manos de organismos que guardan de alguna manera relación con el sector oficial. Todo ello a pesar de ser un gobierno “feminista”. A continuación presentamos una visualización con estos casos.
