- Entre agosto y septiembre de 2020, miles de venezolanos vivieron la peor crisis originada por la escasez de gasolina, agudizada en un contexto de pandemia
Texto: Mariángel Durán Reyes | Con información de Ana Carolina Arias, Iraní Acosta, Yamile Herrera, Elvis Rivas, Diana Martínez y Verónica Bastardo
Un venezolano residenciado en Lara, Carabobo, Portuguesa o Mérida puede durar entre cinco y 25 días en una cola si persiste en el propósito de surtir al menos 30 litros de gasolina en el tanque de su vehículo. Este promedio es un reflejo de lo vivido en el país durante los últimos dos meses del año 2020.
Entre agosto y septiembre muchos ciudadanos de las regiones tardaron entre 120 y 600 horas para repostar combustible, una actividad cotidiana que en cualquier otro país no tomaría más de 10 minutos. Cuando logran repostar, solo reciben entre 20 y 40 litros.
A mediados de septiembre, los residentes de Distrito Capital tardaban alrededor de 18 horas para repostar en las bombas con gasolina subsidiada y 12 horas en las que ofrecen combustible a precio internacional.
Es de conocimiento público que la escasez de gasolina en Venezuela es de vieja data. El origen de este problema, que se agravó con la incidencia global de la pandemia causada por la COVID-19, ha sido reseñado por medios nacionales e internacionales como EFE y la BBC- Mundo.
Con el inicio de la cuarentena -a partir del 17 de marzo- solo se surtió gasolina a los llamados “sectores esenciales” o “priorizados”. La crisis que eso generó fue denunciada por agricultores, médicos, transportistas, pacientes crónicos, entre otros actores sociales.
El 1° de junio inició la fase de flexibilización de la cuarentena mediante la aplicación de una fórmula de 7 + 7 (7 días de flexibilización y 7 de cuarentena) que se mantiene hasta la actualidad. La modalidad dio pie a la reactivación de las bombas de gasolina, en su mayoría con gasolina importada desde Irán.
Ocho semanas después se ralentizó el despacho de combustible. Las colas se agudizaron y decenas de ciudadanos con necesidades de movilización optaron por mantenerse en las calles -día y noche- para conservar sus puestos en las filas formadas alrededor de las estaciones de servicio.
La escasez de combustible sigue presente en todos los estados del país. El equipo de Cotejo.info -con apoyo de los periodistas Ana Carolina Arias, Iraní Acosta, Yamile Jiménez, Elvis Rivas y Verónica Bastardo- recopiló parte de la realidad registrada en los estados Lara, Carabobo, Zulia, Táchira, Mérida, Portuguesa, Bolívar y Distrito Capital, durante los últimos dos meses.
Listas de espera con más de 1.500 vehículos
En medio del caos surgió una iniciativa ciudadana: la organización en listas de espera. Este patrón se repitió en los estados Lara, Carabobo y Portuguesa. Se reportó la existencia de varias listas en una misma estación de servicio: la del ciudadano común; la de los sectores priorizados; y la de los VIP (nombrados así por cancelar dinero extra a algún contacto que facilite el ingreso a la bomba, sin hacer cola).
Los listados chocaron con la orden del Ejecutivo de distribuir gasolina por terminal de placa, dictada a principios de septiembre, cuando se admitió públicamente la escasez de combustible. Surgió entonces la cola de rezagados.
En el estado Carabobo algunas estaciones solo trabajaban en un orden por carros, pero en otras se enumeraba. La estación La Ceiba, cercana a la avenida Bolívar, tuvo el 19 de septiembre una numeración que sobrepasaba los 1.750 vehículos, como lo reflejó un usuario en Twitter.
En Lara se pudo verificar que al 22 de septiembre había en las listas de las bombas de gasolina con entre 700 y 1.900 carros en espera, en los sectores La Piedad y Cabudare Centro del municipio Palavecino. La estación de servicio con menor cantidad de vehículos en lista era la ubicada en las adyacencias del Central Azucarero Río Turbio (zona rural) con un estimado de 200 carros en espera.
Carmen Torres (nombre ficticio en resguardo de su identidad) aseguró que entre finales de julio y finales de septiembre había realizado 4 colas para surtir su vehículo en la bomba de Cabudare Centro.
“La primera cola fue de 14 días, la segunda de 12 y la tercera de 10 días, ahora mismo estamos en la cuarta cola, en la lista número 41 de las 49 que se han consolidado desde que volvió a escasear el combustible (entre finales de agosto y principios de julio)”.
Cada lista es de 50 carros. Nadie sabe cuándo llegará la gandola con combustible, pero cuando lo hace se benefician alrededor de 200 vehículos de “la cola normal” (30 litros por carro) y “otros 200 carros distribuidos entre personal de salud, funcionarios, dueños de las estaciones de servicio y los VIP”. Quien logra repostar, se va al final de la cola para iniciar de nuevo el proceso.
En Carabobo también se detectaron estaciones de servicios cuyos usuarios habían conformado al menos 26 listados, como ocurrió en la bomba Santa Ana. La dinámica ha sido cuestionada por usuarios que denunciaron el “cobro de hasta 20 $ por un cupo en una lista”, lo que motivó la intervención de la Alcaldía y el Concejo Municipal de Naguanagua.
Mesas de combustible en Mérida, Táchira y Bolívar
La Mesa Técnica de Combustible prohibió las listas en Mérida y se conoció que durante las últimas dos semanas de septiembre no hubo despacho de combustible. Solo los sectores priorizados recibieron gasolina y “cuando hay, es distribuida solo durante las semanas de flexibilización, de lunes a viernes”.
No se permite pernoctar en las colas, pero éstas se forman entre cuatro y cinco días antes del despacho de gasolina, de acuerdo al número de placa. Los usuarios reciben entre 20 y 40 litros de gasolina.
En Puerto Ordaz, el ciudadano común desistió en su intento de surtir combustible. La última vez que algunos usuarios lograron repostar fue entre el 9 y 10 de septiembre. La información se transmite a través de la mesa de combustible de ZODI- Bolívar, que realiza publicaciones en Instagram.
A finales de septiembre, Táchira llevaba 10 semanas sin despacho de combustible para el ciudadano común. En esta localidad, la mesa de combustible maneja un plan de despacho para sectores priorizados (personal de salud, pacientes de enfermedades crónicas, empresas de servicios públicos, alimentos, cuerpos de seguridad, emergencias y sectores productivos).
La dinámica en los estados fronterizos es más compleja. La crisis de combustible en estas zonas difiere en ciertos elementos con el resto del país.
Los residentes de Caracas también se vieron afectados, pero en lugar de establecer una mesa técnica PDVSA lanzó una app de nombre VEPDV que indicaba las estaciones que estaban surtiendo gasolina en Caracas, de forma georeferenciada, de acuerdo a la ubicación del conductor.
Como ocurre desde hace varios años en el resto del país, en la capital se crearon cuentas en redes sociales de parte de los ciudadanos para compartir información sobre las estaciones de servicio operativas o las que tienen más o menos cola. Básicamente el propio ciudadano se informó durante este tiempo «regando la voz».