- Entre 950 y 1.000 personas pasan a diario por el corredor humanitario de San Antonio del Táchira para tratar su salud en Colombia
- La frontera venezolana se mantiene cerrada, el paso es concedido a discreción de los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana
- Pacientes crónicos han encontrado en el vecino país atención a sus patologías ante el caos de nuestro sistema de salud y la crisis humanitaria compleja
Por Yamile Jiménez
La crisis humanitaria compleja que se vive en Venezuela, la escasez de medicamentos, el caos de los hospitales y la precariedad de los servicios de salud, ha obligado a muchos ciudadanos a buscar alternativas para poder cuidar y prolongar su vida.
Pacientes oncológicos, renales, diabéticos y ciudadanos con patologías complicadas, que tienen doble nacionalidad, han logrado tener un auxilio en Colombia.
La frontera del Táchira cuenta con tres corredores humanitarios que permiten cruzar la línea limítrofe, los mismos están ubicados en los puentes internacionales Simón Bolívar en San Antonio del Táchira, Francisco de Paula Santander en Ureña y Unión en el municipio García de Hevia.
Los canales humanitarios son pasillos creados con el propósito de facilitar el ingreso de ciudadanos que se movilizan por razones de salud o víctimas de ataques y conflictos armados como el sucedido en Apure.
Cuando comenzó la pandemia se produjo un cierre completo de los puentes internacionales y la situación se complicó aún más para los pacientes crónicos. Los ciudadanos, con diversas patologías, han sido sometidos a muchas incomodidades, incluso se han visto en la obligación de cruzar la frontera por las trochas o pasos irregulares dominados por grupos armados, exponiendo aún más sus vidas.

Foto: Yamile Jiménez/ Archivo
La Prensa de Táchira publicó el 18 de marzo del 2020 la exigencia que -en plena línea limítrofe- realizaron personas de todas las edades que acuden a Colombia para tratar sus enfermedades.
“Desde temprano, un numeroso grupo de personas se acercó a las inmediaciones de la Aduana de San Antonio, donde los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) permitieron su paso; al llegar al puesto de Migración, los funcionarios evaluaron los casos, recordando que por la medida presidencial, no está permitido el ingreso de venezolanos.
Pese a ello, flexibilizaron la norma y aceptaron que los pacientes cruzaran para dirigirse a diferentes centros de salud en Villa del Rosario y Cúcuta”, reseñó el medio.
El defensor del Pueblo del Norte de Santander, Jorge Villamizar, precisó en esa ocasión que esperaban la aprobación del corredor por los puentes Unión, Francisco de Paula Santander y Simón Bolívar.
«Acompañamos a los migrantes y colombianos, para que no se le violen sus derechos humanos y procurar que haya un paso humanitario, donde podamos mover los enfermos con la aprobación de las autoridades venezolanas y colombianas», dijo.
Alertó que se podría generar una crisis social en la región porque son centenas de pacientes los que necesitan cruzar y ponen sus vidas en peligro de no cumplir con sus tratamientos.
La delicada situación encendió las alarmas de las organizaciones que velan por los derechos humanos. Táchira no cuenta con servicio de radioterapia desde hace al menos 5 años, por lo que muchos pacientes oncológicos deben acudir con frecuencia a Cúcuta para poder realizarse sus tratamientos.
Los enfermos de cáncer tampoco tienen acceso al tratamiento de alto costo que les suministraba el Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS), por lo que deben reunir mucho dinero para comprarlo en el Departamento Norte de Santander.
La organización de Derechos Humanos Fundaredes solicitó el 20 de marzo del 2020, mediante un comunicado, que se le permitiera el paso por los puentes internacionales a los pacientes que son atendidos en Colombia, porque en Venezuela se les viola el sagrado derecho a la salud.
Javier Tarazona, director de Fundaredes, dijo que la situación era más grave que la pandemia:
“La restricción de paso a los pacientes con enfermedades crónicas y que requieran medicamentos esenciales, ejecutada como medida de protección ante la expansión de la COVID-19, podría causar incluso más víctimas trágicas que la propia pandemia, si no se activan mecanismos de solución a la problemática de la carencia de medicamentos”.
Javier Tarazona, director de Fundaredes
Recordó Tarazona que Venezuela está en medio de una Emergencia Humanitaria Compleja y uno de los aspectos relevantes de la crisis de salud se refleja en la insuficiente dotación de medicamentos en el sistema público de atención, las clínicas privadas y las farmacias del país, lo cual obliga a las personas a tener que comprar todo lo que necesitan en Colombia.
El documento publicado también detalla:
“El Estado venezolano, que por mandato constitucional está obligado a garantizar el derecho a la salud de los habitantes de la República (artículos 83, 84 y 85 CRBV) no provee muchos de los medicamentos y tratamientos de los pacientes con enfermedades crónicas, ni garantiza que puedan adquirirlos en Venezuela por medios privados. Incluso la intención de suministrar ayuda internacional ante la emergencia humanitaria compleja que padecemos, fue impedida por agentes del Estado”.
Control castrense en el lado venezolano
Del lado venezolano el canal humanitario es controlado por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, quienes ponen todo tipo de obstáculos y en muchas ocasiones impiden el ingreso de los pacientes al vecino país, violando de esta forma el derecho a la salud.
Tal y como lo reseñó Diario de los Andes en un trabajo publicado el 9 de junio del 2021, muchos enfermos no pudieron cruzar al vecino país para cumplir con sus tratamientos y citas médicas porque los uniformados de la Guardia Nacional se lo impidieron. “Las personas que se madrugaron a las 5:00 am para cruzar la frontera desde Venezuela hacia Colombia, se consiguieron con un bloqueo por parte de efectivos militares, quienes no consideraron las citas e informes médicos que certifican su condición de salud”.

Reflejaron el testimonio dado desde una larga cola en la avenida Venezuela por Elsy Coromoto, quien expresó: “Cómo es posible que teniendo orden para un examen uno lo tiene que perder porque ellos se la están tirando de bravos. Los guardias lo que quieren es plata y uno no puede pasar por la trocha porque el río está crecido. Estoy desde las 5:00 am haciendo cola, pero no dejan pasar así uno tenga la cita médica. Soy paciente oncológica”.
Alrededor de 950 personas pasan a diario por el canal humanitario
Del lado colombiano la situación es diferente. El equipo de Cotejo.info pudo verificar que los ciudadanos que logran superar las trabas de los funcionarios de la Guardia Nacional y atraviesan los puentes reciben un trato de respeto y consideración.
Los funcionarios de Migración Colombia tienen instrucciones de ofrecer todo el apoyo posible a los venezolanos que buscan el preciado derecho a la salud, ante la escasez de insumos en el país.
El 1° de junio de 2021, el gobierno colombiano abrió su frontera con Venezuela, medida que no fue acogida por la administración de Nicolás Maduro.
Desde esa fecha el país neogranadino puso en marcha una serie de condiciones para poder ingresar, a continuación citamos parte de la nota de prensa publicada por Migración Colombia:
La apertura de la frontera con Venezuela se dará de manera gradual y para ello se han fijado una serie de horarios para la entrada y salida de viajeros.
Los Puestos de Control Migratorio Terrestres ubicados en Norte de Santander, comenzarán a funcionar a las 6:00 de la mañana pero en el caso de los Puentes Internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, se permitirá el ingreso de viajeros solo hasta las 3:00 pm, hora colombiana, y la salida hasta las 5:00 pm.
El Puesto de Control Migratorio de Puerto Santander, funcionará de 6:00 de la mañana a 4:00 de la tarde.
Adicionalmente, y con el fin de mantener un mayor control en los ingresos al territorio nacional, Migración Colombia estableció un sistema de pico y cédula, por medio del cual los días terminados en 2- 4- 6- 8 y 0, solo podrán ingresar al país, aquellas personas cuyo número de cédula de identidad termine en alguno de estos dígitos.
Lo mismo sucederá para los días impares, donde solo se permitirá el ingreso de personas cuyos números de documento finalicen en 1- 3- 5- 7 y 9.
En el caso de los niños, niñas y adolescentes, su ingreso al país estará sujeto al cumplimiento de las medidas por parte del adulto que los acompaña.
Nota de prensa Migración Colombia
De acuerdo con los registros de la oficina de Migración Colombia ubicada en La Parada, a escasos metros del Puente Internacional Simón Bolívar, entre 950 y 1000 personas cruzan a diario por la estructura binacional en la actualidad, la mayoría son casos médicos.
Las personas con cédula colombiana o Permiso Especial de Permanencia (PEP) tienen acceso a las jornadas de vacunación anti-COVID-19, lo cual se ha convertido en una alternativa para algunos venezolanos dado que el proceso de inmunización en el país no ha sido expedito.
Testimonios: “Colombia nos está dando salud”
Ibelcy Carolina Lagos tiene 40 años de edad y desde el 2019 fue diagnosticada de CA de mamás triple negativo de alto riesgo.
“En estos momentos estoy recibiendo atención médica en Colombia, ya que en San Cristóbal el equipo de radioterapia no funciona, adquirí un Permiso Especial de Permanencia que me dio migración por mi condición de salud y pude tener un seguro, esto para mí ha sido maravilloso, ha sido una atención única”, dijo Ibelcy Lagos.
“Voy a Cúcuta cada 15 o 20 días para las citas y estudios, gracias a Dios he podido pasar sin inconveniente por el corredor humanitario, me piden mis constancias pero no he tenido problemas, los pacientes oncológicos y renales tenemos una atención de prioridad”, comentó.
“Trasladarme genera un gasto de movilización y hospedaje, -afirmó Lagos- aquí en Venezuela solo podía tener atención en Caracas y hay personas anotadas en listas desde el año pasado, también podría tener atención en medios privados pero me sale muy costoso”.
Lagos señaló que los medicamentos tampoco volvieron a llegar al IVSS, ella no ha podido aplicarse unas ampollas que le cuestan 1.300 dólares cada una y requiere dos por cada ciclo de 21 días. Actualmente está gestionando para poder obtenerlas en el vecino país.
Lorena de Peña es periodista venezolana y desde el año 2009 tiene una cédula de extranjería en Colombia, ya que su hija obtuvo la doble nacionalidad por tener un padre nacido en el país neogranadino. Ese beneficio les permitió optar por un EPS, una Entidad Promotora de Salud, es decir, un seguro para gozar de los servicios médicos.
“Yo viajo cada 21 días a Cúcuta para mis citas y estudios, pues padezco del síndrome de Sjögren, para cruzar la frontera imprimo las citas médicas que tengo agendadas y es toda una travesía”, explicó Lorena de Peña.
Indicó que la salud en Colombia es de primera, los equipos son muy avanzados, las estructuras impecables y en muy buenas condiciones. Señaló que todo funciona de manera óptima y organizada.
“Del lado venezolano es bastante incómodo, hay como 4 alcabalas para poder pasar, tres con guardias y una con médicos, los puntos de control son muy duros, por lo general depende del carácter de la gente o de las instrucciones que han recibido, si la orden es no dejar pasar, no pasas así lleves todo tipo de constancias. Los controles son exagerados”, aseguró la señora de Peña.
Aclaró además, “yo paso por el puente, me aterra pasar por las trochas, tengo una enfermedad autoinmune y estoy muy propensa a contagios, por eso evito las aglomeraciones”.
Dijo también que “del lado colombiano hay más amabilidad y comprensión, lamentablemente es así, yo estoy sumamente agradecida con Colombia por abrirme sus puertas, permitirme cuidar mi salud allá. Vacunarme, no tiene precio. Ojalá y entiendan que no solo las enfermedades terminales requieren de un canal humanitario.”