- Por tercera vez en 13 años, habrá una reconversión monetaria en Venezuela que eliminará 6 ceros al bolívar soberano para sustituirlo por el bolívar digital
- Brasil y Argentina le anteceden entre los países de Sudamérica que han aplicado más reconversiones a sus respectivas monedas, en un intento por estabilizar la economía. Otras naciones latinas en esta lista son Perú, Bolivia, Chile, Uruguay y México.
- Brasil es hasta este 2021 el país del continente sudamericano que aplicó esta medida un mayor número de veces, entre 1967 y 1993, como parte de las acciones para estabilizar su economía
Por Mariángel Durán
El 1° de octubre de 2021 entrará en vigor la reconversión monetaria anunciada por el Gobierno de Nicolás Maduro mediante comunicado publicado el 5 de agosto por el Banco Central de Venezuela y leído a través de la estatal VTV, según reseñó el diario Tal Cual.
Se trata de la tercera medida de supresión de ceros aplicada a la moneda venezolana en un lapso de 13 años. La primera ocurrió en 2008, tras una campaña de concientización de ocho meses ordenada -en 2007- por el fallecido Hugo Chávez, al anunciar la eliminación de tres ceros al bolívar.
El bolívar fuerte estuvo vigente 10 años, hasta el 2018, cuando Maduro anunció una nueva reconversión que inició en agosto y eliminó cinco ceros a la moneda. El antecedente de esa medida fue el ingresó del país a la fase de hiperinflación iniciada a finales de 2017 y que no ha podido ser controlada hasta la fecha.
Este 2021, tras cuatro meses de rumores y circulación de unas 15 cadenas de WhatsApp que fueron desmentidas por el equipo del Observatorio Venezolanos de Fake News, se confirmó de forma oficial la reconversión.
Significa que la medida aplicada en agosto de 2018 sólo duró tres años y que no fue suficiente para mitigar los problemas económicos del país. A partir de octubre de este año 2021 tendrá vigencia el bolívar digital que sustituirá al bolívar soberano.
Pero Venezuela no es el único país de sudamérica que ha ejecutado estas variaciones a la moneda en un intento por estabilizar la economía. Después de Brasil y Argentina, el Estado venezolano se ubica en tercer lugar con el mayor número de reconversiones.
Brasil realizó 6 reconversiones en 26 años
A propósito de la reconversión de 2018, el portal Analítica.com publicó una lista de países latinoamericanos que han eliminado ceros de su moneda, en la cual se observa que en un lapso de 26 años se realizaron 6 reconversiones monetarias en Brasil.
La primera reconversión de dicha nación se dio en 1967, transcurrieron 19 años hasta la ejecución de la segunda medida. Las otras cinco reconversiones de Brasil se realizaron en un lapso de siete años, entre 1986 y 1993.
Hasta 1993 “Brasil tuvo seis monedas (cruzeiro, cruzado, cruzado novo, cruzeiro, cruzeiro real y real)”, indica la reseña.
Otro ejemplo es Argentina, país donde eliminaron 13 ceros a la moneda en un lapso de 22 años. La primera medida ocurrió en 1970, con la eliminación de dos ceros. Transcurrieron 13 años para la reconversión de 1983 que le quitó cuatro ceros a la moneda y solo dos años para la tercera medida de este tipo, en 1985, que redujo otros tres ceros. Siete años más tarde, en 1992, se hizo la última reconversión monetaria de cuatro ceros en ese país.
Otros naciones latinas han realizado al menos dos reconversiones monetarias, en distintos lapso de tiempo: Perú (1985 y 1991), Bolivia (1963 y 1987), Chile (1960 y 1975) y Uruguay (1975 y 1993). México figura con una sola reconversión en 1992.
Estos siete países sudamericanos tienen en común que vivieron sus respectivas crisis económicas a partir de 1960 y hasta 1993. En cambio, Venezuela comenzó a registrar inconvenientes en pleno Siglo XXI.

El Plan Real recuperó la economía brasileña
Un informe de la serie temas de coyuntura, titulado La economía brasileña ante el Plan Real y su crisis, ofrece un análisis sobre la recuperación económica del país en el quinquenio 1994-1998. El documento fue publicado en julio de 1999 por Pedro Sáinz y Alfredo Calcagno, miembros de la División de Estadística y Proyecciones Económicas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
El Plan Real fue diseñado como un programa de cambios profundos de la economía y la sociedad brasileña, a través del cual se abordaron temas claves como la inflación y precios relativos, sector financiero, sector fiscal, sector externo y transformación productiva.
Se puso en marcha entre junio de 1993 y julio de 1994 e implicó una apertura comercial, privatizaciones, disminución de la inflación a partir del segundo semestre de 1994 y nuevas políticas cambiarias y monetarias que estructuraron un nuevo marco para la actividad económica.
El texto de la CEPAL revela que “el control de la inflación pasó a ser la tarea prioritaria del gobierno, que la abordó asociándola -en lo fundamental- a la necesidad de un ajuste del sector público”. Se logró el objetivo de combatir una inflación de cuatro dígitos de la siguiente manera:
“A mediados de 1993 se puso en marcha la primera etapa del “Plan Real”, el llamado Programa de Acción Inmediata, cuyo objeto era “el establecimiento del equilibrio de las cuentas del Gobierno, con el objeto de eliminar la principal causa de la inflación brasileña”. La segunda etapa consistió en la creación de un patrón de valor (la URV), cuyo valor en cruzeiros reales era fijado diariamente por el Banco Central, de manera de mantenerlo alineado con la cotización del dólar. Progresivamente, los salarios, contratos, precios y tarifas fueron fijándose en URV. Finalmente, a partir del 1º de julio de 1994, la URV fue instituida como moneda, tomando el nombre de Real. Todos los contratos y saldos monetarios aún denominados en cruzeiros reales se convirtieron en reales según la paridad de ese día (2750 cruzeiros reales = 1 real) y se canjeó a esa tasa la vieja moneda por la nueva. También se dispuso que la moneda circulante estaría respaldada por reservas internacionales, y se establecieron fuertes limitaciones a la posibilidad de indicar precios y contratos según la inflación pasada. La paridad cambiaria se fijaba en principio en 1 real por dólar, pero se evitaba congelar por ley el tipo de cambio (“lo que traería evidentes perjuicios al ejercicio soberano de la política cambiaria”), y se dejaba en manos del Ministerio de Hacienda los criterios para la futura evolución del real. En la práctica, se permitió que el real se valorizara desde un principio respecto del dólar, por lo que la paridad de “uno a uno” no tuvo vigencia efectiva”.
Desde entonces, con altos y bajos la economía de Brasil ingresó a una senda de crecimiento sostenido y se convirtió en una de las economías emergentes más importantes, hasta la segunda década del siglo XXI, según Prodavinci.
Una nota publicada por EFE resalta que la economía brasileña “cayó en 2020 un 4,1 %, el peor resultado anual desde 1996, y las proyecciones del mercado para el 2021 estiman un PIB de 5,18 % con una inflación superior al 6 %”, esto como consecuencia de la pandemia.
Por su parte, Argentina lleva 29 años sin redimensionar su moneda. Un texto periodístico titulado En los últimos 139 años, Argentina cambió 5 veces de moneda: por qué podría estar cerca la sexta denominación, publicado por Infobae, asegura que la inflación en ese país solo se pudo controlar en la década de los noventa, tras la reconversión monetaria de 1992.
“La casi única excepción fue en los 90 con el corsé monetario, pero no de deuda, que posibilitó reconocer el bimonetarismo, es decir, la coexistencia sin restricciones del peso como unidad de cuenta y el dólar como reserva de valor y medio de pago para las transacciones relevantes, como la escritura de compra y venta de un inmueble o de un auto y gastos de turismo internacional, con libre entrada y salida de capitales, y transitoriamente en el comienzo del corriente siglo, pero sin bases sustentables”.
El descuido del aumento de la deuda y la ausencia de un plan de desarrollo que creara empleos netos, afectó la estabilidad económica de Argentina. Según el reportaje, el origen de los problemas de la nación es que “no se ha encontrado la fórmula de política económica para estabilizar la moneda y evitar el descontrol inflacionario”.
Se atribuye el origen del problema inflacionario al “exceso de gastos del gobierno por sobre su capacidad de recaudar impuestos, a la ineficiencia para combatir y desalentar la actividad informal y al exceso de presión tributaria que llevó al empobrecimiento generalizado”.
Asdrúbal Oliveros, Guillermo Arcay, Jean-Paul Leidenz, publicaron en Prodavinci -en 2017- el texto Lecciones de las hiperinflaciones latinoamericanas, en el cual señalaron que “a diferencia de las hiperinflaciones clásicas ocurridas después de la Primera Guerra Mundial, las hiperinflaciones latinoamericanas de los ochenta y noventa no fueron estabilizadas inmediatamente con políticas económicas ortodoxas. Sus procesos de estabilización fueron políticamente desordenados, a veces erráticos, y utilizaron mecanismos heterodoxos de política económica”.
Hiperinflación, el problema de fondo en Venezuela
Desde que se oficializó la tercera reconversión monetaria en Venezuela, los medios de comunicación han publicado las reacciones de los expertos y todos coinciden en que el problema de fondo es la hiperinflación que cumplirá cuatro años consecutivos en el país.
Llegada del bolívar digital aliviará los costos del BCV sin solucionar problemas de transacciones con efectivo, resume un titular del portal Crónica Uno. La nota cita al economista Luis Arturo Bárcenas, quien señaló que “la medida llega en un contexto con alta fragilidad económica del Estado, tras la caída de los ingresos petroleros y por años de desfalco y políticas económicas erradas”.
Giorgio Cunto acotó en Prodavinci que la reconversión es un “placebo monetario”, sirve para “agilizar las transacciones al simplificar los montos que deben ser calculados por los consumidores y procesados por los medios de pago”. Pero, la medida no tiene efecto o incidencia sobre la presión inflacionaria y su vida útil depende del alza de los precios en la economía.
Una nota reciente de EFE indica que el éxito del nuevo bolívar digital dependerá del fin de la hiperinflación, algo que según los economistas se conseguirá al frenar el desajuste fiscal severo que el Gobierno solventa con emisión monetaria.