- En los últimos 20 años, Venezuela ha pasado de 9 a 18 estados con casos de malaria
- Expertos resaltan que los trabajos que se realizan para atender la enfermedad son a través de organismos internacionales, al no haber un programa desde el Estado venezolano para controlar la malaria
- La OMS resaltó que aunque hubo una reducción de los casos de paludismo se debieron a restricciones por la COVID-19 y la escasez de gasolina
Por José Rivas
En una entrevista del medio regional Correo del Caroní, realizada en abril de 2022, el exministro de Salud y miembro de la Red Defendamos la Epidemiología, José Félix Oletta, afirmó: “No tenemos el control de la epidemia (malaria)”.
El experto añadió que aunque había una disminución de los casos, eso no significaba que hubiera control sobre la enfermedad.
Ante tal afirmación, el equipo de Cotejo.info revisó informes epidemiológicos, boletines informativos de organizaciones internacionales y datos reflejados en los medios de comunicación que pudieran contrastar la afirmación emitida por Oletta.
En abril de 2022, el Ministerio de Salud informó que se redujeron en un 56,93 % los casos nuevos de malaria entre 2018 y 2021. Destacaron que para controlar los contagios se habían entregado gratuitamente 600.000 mosquiteros tratados con insecticidas.
La malaria (o paludismo) es una enfermedad febril aguda transmitida a través de picaduras de mosquito anopheles infectado por parásitos del género Plasmodium. El parásito que más afecta en Venezuela es el Plasmodium vivax. Aunque es una enfermedad curable con tratamiento, de no atenderse a tiempo podría causar la muerte.
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó en abril del presente año que -hasta la segunda semana epidemiológica- documentaron un total de 2.796 casos en 2022. Bolívar fue el estado con mayor incidencia en los municipios: Sifontes (1.113), Angostura (378), Caroní (453) y Piar (248).
Esta organización, en un documento del 30 de diciembre de 2021, notificó que hasta la semana epidemiológica 40 (2021) registraron un total de 66.002 casos diagnosticados de malaria.
¿Qué dice la OMS?
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe anual de 2021, expuso que Brasil, Colombia y Venezuela representaban 77 % de todos los casos en América Latina en 2020, sobre todo por la “fuerte epidemia de malaria en Venezuela”.
Al contrario del resto del continente, en el país los casos aumentaron de 35.500 en el año 2000 a más de 467.000 en 2019. La organización registró que en 2020 los casos bajaron a más de la mitad: 232.000, por las restricciones de traslado de la COVID-19 y la escasez de combustible que limitó a los sectores mineros.
Aunque es importante resaltar la reducción, el informe anual también deja en evidencia los grandes atrasos que tiene el país para detener esta enfermedad que en 1962 había sido controlada.
Si comparamos con países de la región, a excepción de Brasil (167.097 casos), ninguno supera los 150.000 casos de malaria en 2020, como se observa en el gráfico de la página 91 del citado informe de la OMS y en los anexo 5-F con la distribución de casos en las Américas (desde la página 263).
Colombia, tercer país con más casos registrados en la región, documentó 105.995 casos de paludismo, mientras los que le siguen, Haití (38.078) y Nicaragua (33.244) no superan las 50.000 personas infectadas durante 2020.
¿Qué ha pasado con la atención?
“El progreso continuo contra la malaria, depende de una respuesta acelerada ante una pandemia mundial y otras amenazas crecientes. Esa respuesta debe basarse en sistemas de salud sólidos, financiados y equipados para brindar atención médica de calidad a todos. El control y la eliminación de la malaria dependen de un compromiso político decidido a lograr la atención sanitaria universal, que incluya la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la malaria como parte de los sistemas de atención primaria en salud y de iniciativas de desarrollo más amplias”, subraya la OMS en su informe de 2021.
En Venezuela los hospitales sufren graves carencias de equipos, medicamentos y especialistas que permitan una atención oportuna ante cualquier enfermedad, lo que hace cuesta arriba seguir los pasos que establece la OMS.
En entrevista para el medio Correo del Caroní, el entomólogo e investigador del Instituto de Altos Estudios Arnoldo Gabaldón, Jorge Moreno, señaló a principios de 2020: “Hay brotes nuevos por todas partes y realmente están desatendidos. La malaria bajó aquí en Bolívar, en el sur, pero se incrementó en el resto del país”.
En ese momento, sostuvo que los organismos de malariología dedicados al control, prevención y atención de este tipo de enfermedades habían sufrido reducción de sus recursos y la pérdida de la infraestructura.
“No hay incentivos, no hay insumos, no hay vehículos, la gente se ha ido. Se perdió la filosofía, el norte, la forma de trabajo y muchos lugares de esos fueron desmantelados (…) se perdió el recurso técnico, se perdió la experticia y ahora nadie sabe qué hacer”, lamentó.
En una entrevista al medio Cinco8, la entomóloga, ecoepidemióloga de enfermedades infecciosas e investigadora del Instituto de Zoología y Ecología Tropical, María Grillet, señaló que la investigación científica en Venezuela ha sido mermada en los últimos 20 años por la disminución de la inversión en ciencia, el reducido presupuesto de las universidades y la migración de personal calificado.
¿Por qué Bolívar y por qué Venezuela?
Durante los últimos años, en el estado Bolívar se ha incrementado la minería ilegal luego de que en 2016, el gobierno creó la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco (AMO) en el que se habilitó más de 110 mil kilómetros cuadrados para la explotación de minerales, entre ellos, el oro.
Esto ha generado la deforestación del ecosistema, los bosques y la formación de pozos con agua estancada que incrementan la aparición de mosquitos infectados y, con ello, el aumento de la malaria que se ha expandido al resto del país.
Según datos de la Dirección de Salud Ambiental del Ministerio de Salud hubo 147.113 casos en el 2021, que se dividieron en 18 estados. En un trabajo especial, el medio Prodavinci documentó que en 2002 solo 9 estados habían tenido algún contagio de malaria, alcanzando un número total de 28,817 reportes.
Es decir, hace casi dos décadas teníamos la mitad de estados con algún registro de contagio y cinco veces menos casos registrados, según los datos de la Dirección de Salud Ambiental.
¿Por qué se duplicaron los estados con casos? La emergencia humanitaria compleja y el crecimiento de la explotación minera generaron una migración interna a las minas del sur. Personas viajaron de otros estados en búsqueda de un ingreso que les permitiera paliar el hambre y ayudar económicamente a sus familias.
De acuerdo con el trabajo periodístico Venezuela, el paraíso de los contrabandistas, El Callao, uno de los principales municipios mineros, pasó de 20.000 residentes en 2011, a 100.000 pobladores en 2019. En ese entonces, detallaron que más de 300.000 personas trabajaban en las minas al sur del estado.
“Las actividades de extracción de oro parecen impulsar los puntos críticos de malaria en Venezuela y esos focos de alta transmisión fueron críticos en el aumento de la malaria observado a partir de 2014”, concluyeron investigadores en el trabajo científico, Malaria en el sur de Venezuela: el foco más crítico de América Latina.
“Un programa centrado en el diagnóstico rápido y el tratamiento oportuno, el control de vectores y el monitoreo de la resistencia a medicamentos/insecticidas es urgente y esencial en estos puntos críticos. La vigilancia y el informe de la malaria se han visto particularmente afectados por la crisis de salud de Venezuela desde mediados de 2017 en adelante, por lo tanto, recuperar y fortalecer este sistema de vigilancia es un paso necesario para el control de la malaria en Venezuela”, añadieron.
Grillet señaló a Cinco8 que, además de mantener la vigilancia y el control, debe atacarse la explotación minera: “El minero va dejándole una alfombra roja y cómoda de transitar al mosquito transmisor, conforme tala bosques para la extracción de oro a cielo abierto. Para lograr el efectivo control de la malaria deberíamos actuar en paralelo sobre el material que aviva ese fuego: la minería”.
Algo que, hasta la fecha, sigue sin realizarse.
¿Qué se está haciendo?
En un contacto vía WhatsApp con el equipo de Cotejo.info el día 31 de mayo, Grillet profundizó sobre las condiciones actuales del país para atender la malaria.
Cuestionó que en 2022 Venezuela padezca malaria urbana, al regarse de las zonas rurales a las ciudades. “Era algo impensable en un país que logró reducir y casi eliminar a la malaria de todo su territorio en un pasado”, lamentó.
Destacó que la minería sigue siendo la principal causa de producción de nuevos casos de malaria en Bolívar y Amazonas. “Y lo seguirá siendo mientras esta actividad continúe, y se expanda”.
De acuerdo con la especialista, actualmente se ha actuado en los focos principales con antimaláricos y el uso de mosquiteros impregnados, pero esto ha ocurrido gracias a organizaciones internacionales humanitarias como Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja Internacional y Rotary Club.
Entre 2021 y 2022, el país ha recibido ayuda internacional del Fondo Global, que está reforzando las actividades de diagnóstico, tratamiento y control y prevención en las principales zonas de contagio de los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro, informó la investigadora.
Grillet insiste en que es necesario que estas acciones sean nuevamente parte de un programa de malaria, el cual está debilitado. “Se debe organizar nuevamente el sistema de vigilancia y control que tenía Venezuela en esta materia, que además atendía a otras enfermedades transmitidas por vectores, como dengue, chagas, leishmaniasis (…) Esto implica inversión en el programa de malaria. No puede ser que el control perenne de esta enfermedad sea llevado por organismos internacionales. Es un deber y compromiso del Estado”, recalcó.
Además, agregó que es importante recuperar la vigilancia rutinaria, el reporte y los boletines epidemiológicos para accionar de manera rápida en la atención de los casos, como es el deber ser.
Ante todo lo documentado, el equipo de Cotejo.info determinó que la afirmación de Oletta es verdad. El alto número de casos registrados durante los últimos siete años y las escasas políticas públicas desde el Estado para vigilar y erradicar esta enfermedad hacen que Venezuela esté lejos de controlar el problema.