- Existe disparidad de cifras entre las que presentan ONG dedicadas al tema de desnutrición infantil y los escasos datos oficiales
- El INN señaló en septiembre pasado la reducción de prevalencia de vulnerabilidad nutricional o hambre en un 77 %, pero la información es inconsistente y no está acorde a la realidad del país
- El 23 % de los niños menores de seis meses de edad padece de desnutrición aguda, según Cáritas
Por Kemberling Rodríguez
Huniades Urbina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina y expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, en el mes de mayo, informó que la desnutrición infantil en Venezuela pasó de 20 % en el año 2021 a 33% en lo que va de 2022.
La información fue replicada por el diario El Impulso y varios medios de comunicación del país; el especialista hace esta afirmación basándose en estudios propios de la academia y también teniendo como referencia los datos de distintas ONG nacionales e internacionales dedicadas al apoyo e investigación en la nutrición de infantes.
Urbina detalló además que los casos de desnutrición afectarían sobre todo a niños menores de cinco años de edad y los episodios más graves agruparían a un 14 %, aproximadamente. Explicó que las posibles causas abarcan desde la inseguridad alimentaria que atraviesa Venezuela y la falta de atención de terceros hacia menores que sus padres han emigrado, hasta la orfandad en algunos pequeños.
Cotejo.info puso su lupa en las declaraciones de Urbina y las califica como media verdad debido a que, si bien el gremio médico posee datos sobre esta materia se trata de información extraoficial que no coincide con los pronunciamientos oficiales emitidos por el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación o el Ministerio de Salud.
Hasta ahora, sólo a través del trabajo mancomunado de las organizaciones no gubernamentales, se han elaborado bases de datos propios para comunicar al mundo entero la situación precaria que estarían padeciendo los niños venezolanos diagnosticados con desnutrición.
La data oficial es ambigua
En una entrevista del portal de periodismo ciudadano ReporteYa, la doctora Livia Machado, presidenta del Capítulo Crecimiento Desarrollo y Nutrición de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría y miembro del comité de expertos de la Organización Mundial de la Salud (WOF) y Federación Mundial del Corazón (WHF), coincide con Urbina en el incremento- durante el 2022- de la desnutrición infantil en Venezuela.
Machado advierte que el ascenso en la desnutrición infantil está en el orden del 40 %, mientras que otro 40 % de infantes estarían mal alimentados. En cualquiera de los dos casos, están por encima de los niveles de alarma que señala la propia OMS. En 2018, Urbina había advertido esta realidad durante una manifestación pública.
Machado, explica que desde el año 2009 el Instituto Nacional de Nutrición (INN) no revela las cifras oficiales -que deberían autorizar desde el Ministerio de Alimentación- para conocer a ciencia cierta cuánta desnutrición infantil existe por cada estado del país.
En septiembre pasado informaron que se redujo en un 77 % la prevalencia de vulnerabilidad nutricional, pero existen inconsistencias porque no se detalla información de interés para profundizar en este problema de salud pública.
“Si no tenemos cifras del INN es porque la desnutrición no le interesa al Estado y, por ende, no abordarán el problema. Afortunadamente las ONG están trabajando a nivel nacional obteniendo ayuda extranjera y eso es lo único que ha permitido tener un abordaje. Mientras no se le dé la atención correcta nunca vamos a conocer la cifra”.
Con asombro refirió que hasta en África haya una mayor intervención, conocimiento y censos de cómo está la población desde el punto de vista nutricional.
Instituciones como la Unicef están trabajando en cuatro o seis estados. Machado colaboró con ellos para la elaboración de un manual -en marzo de 2021- que servirá para hacerle frente a la problemática que padecen los niños venezolanos en zonas más vulnerables, pero “todavía estamos esperando el visto bueno del INN”.
La Unicef en el año 2018, mediante un boletín de prensa, se refirió a la poca información oficial en materia de desnutrición y cómo resultaban insuficientes los programas que ponía en práctica el Estado frente a la gran cantidad de niños que la estaban pasando mal con su alimentación.
Machado enalteció el esfuerzo que hacen desde la comunidad internacional, pero también advirtió que cada vez son menos las ayudas que reciben en esta materia debido a que, sin cifras oficiales que corroboren la problemática que sufren los niños venezolanos en desnutrición, los recursos son asignados a otras causas.
De hecho, una de las consecuencias de no presentar cifras oficiales de parte del Gobierno es que -en febrero de este año- el Programa Mundial de Alimentos (PMA) excluyó a Venezuela del mapa de inseguridad alimentaria aguda por falta de datos fidedignos.
“El PMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) no incluyeron a Venezuela como zona crítica de hambre debido a falta de disponibilidad o escasez de datos actualizados sobre inseguridad alimentaria, que no permitía una evaluación comparativa basada en la metodología aplicada”, expresa una reseña de Tal Cual.
El medio destacó además que de acuerdo con la Evaluación de Seguridad Alimentaria de Emergencia PMA (2020) 9,3 millones de venezolanos, el 32 % de la población total, padecía de inseguridad alimentaria.
De los 9,3 millones, 2,3 millones de personas estaban dentro del estrato de inseguridad alimentaria severa. El 6,3 de infantes hasta los cinco años de edad, padecían desnutrición aguda; mientras que 13,4 de la misma edad presentaba déficit en el crecimiento, añade el medio.
De allí que Machado plantee que la crítica situación nutricional de los niños cambiará -a largo plazo- la historia del crecimiento sociodemográfico del país.
Además, a diferencia de todos los países de Latinoamérica, en Venezuela ha disminuido de manera significativa la obesidad infantil, “porque estamos comiendo tan mal que se ha incrementado de manera exagerada la desnutrición”, exclamó la pediatra en ReporteYa.
¿Qué le pasa al cuerpo desnutrido?
Machado, exadjunta del Hospital Domingo Luciani de El Llanito, en el estado Miranda, se refirió con preocupación a la inseguridad alimentaria del 80 % que se vive desde 2019, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) de la Universidad Católica Andrés Bello.
“Eso lo vivimos nosotros, se estimaba que 2 millones de niños comían una o dos veces al día”, dijo la profesional que recibió una jubilación exprés en 2017, de parte del Ministerio de Salud, por dar diagnósticos de desnutrición aguda. Ese año se denunciaron algunas muertes por desnutrición infantil, como lo reseñó el medio Crónica Uno en su momento.
¿Qué le pasa al organismo de una persona desnutrida? ¿A qué se enfrenta la salud de un niño mal alimentado? La experta señala que los niños con déficit calórico y proteico persistente o constante, desarrollan un retardo en el crecimiento y están dentro de la fase de desnutrición crónica.
Uno de cada tres niños no está creciendo en el país en cuanto a estatura, manifiesta y además sus órganos se forman mal, lo cual ocasionará que desarrollen enfermedades muy precoces.
Asimismo, hay estudios científicos que demuestran que un niño malnutrido tiene mayores probabilidades de tener problemas cognitivos y para relacionarse interpersonalmente. También pueden presentar trastornos de conducta que, si tienden a ser violentos y no son tratados, podrían -en el futuro- cometer actos delictivos, añadió Machado.
“El problema del niño desnutrido es mucho más que el hambre, es la falta de afecto, incluso llega a tener menos afecto hacia sus familiares y eso hace que de alguna manera se acentúe más el aislamiento y el poco apego. No sonríen, cosa que sí pasa cuando empezamos a recuperar su valor nutricional”.
¿Cómo se detecta la desnutrición?
La Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) con amplia cobertura en el tema humanitario y de atención especializada en la desnutrición infantil de los niños en América Latina y el mundo, informa acerca de los síntomas que se presentan en los infantes desnutridos.
En los campos de refugiados de Colombia, Perú, Ecuador, entre otros, ACNUR ha asistido a miles de niños venezolanos que junto a sus padres salieron de Venezuela en búsqueda de una mejor calidad de vida. Para el 2018, en Bogotá- Colombia, los niños de Venezuela llegaban hasta con 5 kilos por debajo del apropiado para su edad y estaban por debajo de la altura promedio.
Los síntomas en esta población infantil son: cansancio, falta de interés en los juegos, irritabilidad y llanto excesivo, déficit de atención, piel seca, pérdida de pelo, falta de fuerza y de masa muscular, abdomen y piernas hinchadas.
ACNUR también clasifica las consecuencias más notables de la desnutrición infantil y las enumera de la siguiente manera.
- Emaciación. Se produce cuando el peso es insuficiente respecto a la talla de la persona. La pérdida de peso puede ser reciente y grave, y puede deberse a que el individuo no haya comido lo suficiente o a que padezca una enfermedad que le produzca síntomas como diarrea.
- Retraso en el crecimiento. La desnutrición crónica en un niño puede tener consecuencias irreversibles en su desarrollo físico y mental.
- Insuficiencia ponderal. La sufren los niños que pesan menos de lo que corresponde a su edad. Un niño que padece insuficiencia ponderal puede tener emaciación o retraso en el crecimiento.

Hallazgos de Cáritas
La Iglesia Católica, a través de Cáritas, aborda la problemática de desnutrición desde hace varios años. De acuerdo al más reciente estudio hecho por el Monitoreo Centinela de la Desnutrición Infantil en Venezuela (2021) de la organización y difundido mediante el boletín del Sistema de Alerta, Monitoreo y Atención en Nutrición y Salud (Samán) se conocieron cifras alarmantes:
En primer lugar, el 22 % de los niños evaluados por el equipo multidisciplinario se encuentran en riesgo de sufrir desnutrición aguda a corto plazo. En 12 diócesis del país donde hicieron el estudio, los casos por desnutrición se mantienen en alza y es necesaria una oportuna acción por parte del Estado.
Cerrando el mes de noviembre de 2021, Cáritas registró que 28,1 % de los niños menores de cinco años presentaban retraso del crecimiento lineal, es decir, talla baja para su edad.
Medios nacionales como Efecto Cocuyo resaltaron los hallazgos hechos por esta organización sin fines de lucro. La prevalencia de desnutrición aguda, reseña el boletín, varía según la zona geográfica. En diócesis como Machiques (16,1 %) y San Fernando de Apure (15,1 %) “alcanzan niveles de emergencia”.
Mientras que en San Felipe (10,6 %), Carúpano (11,4 %), Acarigua (13 %), Los Teques (14,3 %) y Guasdualito (8,2 %) los niveles de prevalencia de desnutrición aguda son críticos. Lo preocupante empieza al detallar las clasificaciones por edad y es que el 23 % de los niños menores de seis meses de edad tiene desnutrición aguda.
Cuando los expertos señalan que lo recomendable es cuidar los primeros 1.000 días de vida (comprendiendo la etapa preconcepcional hasta los dos primeros años) para garantizar un estado saludable a los infantes.
Asimismo, “la prevalencia de retraso del crecimiento es de alta significancia. Casi un 30 % de los niños que llegan para atención nutricional ya vienen con retraso del crecimiento. Más del 25 % de los niños menores de 6 meses ya muestran retraso del crecimiento lo que refleja problemas de desnutrición materna intrauterina”, reza el informe.
Sobre esto, Cotejo.info ya había advertido que el crecimiento de los niños estaba siendo perjudicado debido a la poca alimentación y escasa ingesta de proteínas. De hecho, la falta de alimentación balanceada afecta no sólo a los hogares sino a los centros de salud pública.
La doctora Livia Machado, quien también es docente de la Universidad Central de Venezuela, denunció que la desnutrición hospitalaria aumenta los riesgos de muerte de los pacientes; les sirven arroz con frijoles empeorando la flora intestinal de quienes permanecen hospitalizados.
Mientras que, en septiembre de este año, advirtió que los niños de los retenes están recibiendo leche por donaciones externas o porque los padres tienen que salir a comprar las fórmulas indicadas por los especialistas para poder alimentar a los lactantes. “No están solicitando los recursos suficientes, estamos siendo afectados por la desnutrición hospitalaria y eso es inaceptable”.
Por su parte, un estudio hecho por las Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) reveló que Venezuela ocupa el segundo lugar con mayor prevalencia de hambre, como lo informó El Nacional en julio de este año.
América Latina ha perdido 20 años de lucha contra el hambre, dijo Julio Berdegué, representante regional de la FAO, por tener afectadas a más de 56 millones de personas en 2021, y se habría mantenido sin cambios significativos con respecto al año 2020.
18 programas no son suficientes
El gobierno de Venezuela promociona para este año el Plan Venezuela Libre de Vulnerabilidad Nutricional a través del Instituto Nacional de Nutrición (INN) y demás entes gubernamentales vinculados a la alimentación y a la acción social. Con dicho plan, aplicarán 18 programas de atención en los estratos más afectados por el hambre.
“El principal objetivo es buscar, diagnosticar y atender de manera temprana a las personas que hayan sido heridas en su estado nutricional, para lograr en un corto tiempo su recuperación nutricional efectiva”, reza la presentación del plan 2022-2024.
Según el INN, en su portal web, se logró reducir en 77 % la prevalencia de vulnerabilidad o hambre. Estos procesos de atención, explican, los aplicaron a propósito del Plan de Amor en Acción a las Víctimas de la Guerra Económica, “logrando hasta ahora proteger a 1.673.002 personas, entre niñas, niños, embarazadas, madres que amamantan, adultas y adultos mayores”.

Asimismo, establecen como objetivos estratégicos disminuir a menos del 10 % la prevalencia de hambre para finales de 2022; y menos del 5 % entre los años 2023-2024; seguido de fortalecer las bases de las misiones, las casas de alimentación (3.800) y el Programa de Atención Escolar (PAE).
Ahora bien, ¿cómo lo ejecutarán? El número de personas en riesgo de vulnerabilidad serían 3.780.834, estableciendo una cobertura geográfica del despliegue en 329 municipios, 1.127 parroquias, 33.340 sectores comunitarios. La fase de arranque, como lo llaman, contemplará la atención de 251 parroquias entre junio y octubre de 2022.
La primera fase del plan, entre junio y diciembre de 2022, trabajará en la conformación de brigadas y enlaces nutricionales para desplegarlos por las diferentes parroquias del país.
La fase dos, octubre y diciembre de 2022, espera dar con la recuperación de las casas de alimentación y evaluación en las escuelas del PAE. La fase tres, entre 2023-2024, estima que la prevalencia de hambre sea menor al 5 %.
En el siguiente cuadro se observa el número de parroquias, por cada estado del país, y el porcentaje de déficit nutricional que presentan. Sin embargo, como señalan los gremios y especialistas de la salud no existe una información oficial detallada de las zonas vulnerables (nombres de comunidades, número exacto de personas desnutridas, edades, sexo, entre otros datos de interés).
Aunado al hecho de que también existe desconfianza del gremio médico y asociaciones no gubernamentales ante la posible manipulación de datos a conveniencia del Estado y los cuales no están en consonancia con los estudios realizados por las ONG dedicadas a la atención integral y nutricional de los niños.
Por esta razón, Cotejo.info reitera el calificativo de media verdad a las declaraciones del doctor Huniades Urbina, secretario general de la Academia de Medicina y expresidente de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, en las que expresa que “la desnutrición infantil en Venezuela pasó de 20 % en el año 2021 a 33 % en lo que va de 2022”.
En primer lugar, porque no existen cifras oficiales claras ni previamente clasificadas emitidas por el Ministerio de Alimentación a través del Instituto Nacional de Estadísticas que indiquen el número exacto de niños en desnutrición ni las condiciones de su entorno. En segundo lugar, sólo se conocen estudios continuos y especializados de ONG como Cáritas con amplio reconocimiento nacional e internacional, la Unicef, ACNUR, entre otros.
Por lo pronto, el llamado que realiza tanto el gremio médico, específicamente la sociedad de pediatras, así como instituciones internacionales es abordar el problema de desnutrición por segmentos: comenzando por el interior del país y zonas más recónditas donde es difícil el acceso de alimentos y en las cuales la atención nutricional requiere del apoyo técnico y económico para que funcione bien.