- Expertos advierten que algunos “campesinos” están actuando sin escrúpulos y acabando con la naciente de agua dulce que surte al 77 % de Iribarren, El Tocuyo y Quíbor del estado Lara
- Aunque hay leyes que regulan las prácticas agrícolas y en algunos espacios como en los Parques Nacionales están prohibidas, al parecer, no hay autoridad que las haga cumplir
- La deforestación se evidencia en una comparación de imágenes satelitales de la misma zona, pero en diferentes años, hecha por el equipo de Cotejo.info
Por Edy Pérez Alvarado
El 24 de agosto pasado el presidente de la Asociación de Caficultores de Venezuela, Maximiliano Pérez, aseguró que los bosques El Pajonal, El Peñón y Curumato han sido devastados para sembrar maíz, una aseveración que se considera verdad luego de revisar fuentes documentales que señalan que algunos campesinos talan, “sin compasión”, para producir en la cuenca alta del Río Tocuyo, en el estado Lara.
Dichos espacios naturales forman parte del Parque Nacional Dinira, donde por ley está prohibido sembrar y talar. Frente a esta denuncia, correspondería a las autoridades ambientales regionales y nacionales actuar “de oficio” para frenar y mitigar el daño.
Conforme a la Ley Forestal de Suelos y Aguas de 1965, la declaratoria de una región como Parque Nacional quiere decir que las riquezas naturales existentes ahí no pueden ser sometidas a intervenciones que perjudiquen las funciones de los parques, ni pueden ser explotadas con fines comerciales.
Hay prohibición de utilizar los recursos naturales que se puedan encontrar en los Parques Nacionales. La limitación está destinada también al derecho al libre ejercicio de las actividades lucrativas, ya que no se permite que se utilicen con fines comerciales los recursos naturales renovables o no renovables que se encuentren en un parque.
Sin embargo, se pudo comprobar que la deforestación y siembra son un hecho en la cuenca alta del Río Tocuyo y la cosecha es comercializada, por lo que existe un fin lucrativo y ese dinero va para quienes trabajan esas tierras, aun violando las leyes.
Hace 30 años, las prácticas ilegales obligaron a la conformación de puestos de guardería ambiental ante la devastación de árboles centenarios en la cuenca alta del Río Tocuyo, según contó Maximiliano Pérez a El Impulso, pero ahora ante una nueva arremetida contra los bosques la Guardia Nacional, hasta ahora, no ha hecho nada.
Lo que está pasando y las zonas
Unos días antes de que el presidente de la Asociación de Caficultores hiciera la denuncia pública de la devastación de los bosques, específicamente el 12 de agosto pasado, el diario La Prensa de Lara publicó un trabajo titulado: Ecocidio mata lentamente a la cuenca alta del Río Tocuyo.
En esta nota, la periodista Ana Uzcátegui denunció que desde hace cinco años un grupo de “ocupantes ilegales, bajo la mirada indolente de las instituciones del Estado ha talado, quemado y están sembrando sin control hortalizas y leguminosas en áreas consideradas zona protectora del Embalse Dos Cerritos».
Más allá del arco minero, que es donde se mantiene la lupa de los ecologistas y protectores ambientales del país, en Venezuela se están cometiendo otros ecocidios como es el caso de la cuenca alta del Río Tocuyo.
Antonio Chávez, licenciado en Ciencias Forestales y diputado del Consejo Legislativo del estado Lara entre los años 2004-2012, le explicó a La Prensa de Lara que “la cuenca alta del río Tocuyo ha venido sufriendo alteraciones producto de la deforestación y eso es preocupante porque su extensión es de 1,8 millones de hectáreas (440 kilómetros). Es decir, el daño provocado afecta a tres estados del país: Trujillo, Lara y Falcón que sufren las penurias de la escasez de agua actualmente. Este río desemboca en el Mar Caribe”.
El drama no se queda solo en la destrucción de los afluentes de agua, sino que también causa sedimentación en el Embalse Dos Cerritos. El 19 de agosto el diario El Impulso publicó un trabajo en el que expertos explican que al dejar el terreno sin árboles es más sencillo que al llover el agua arrastre barro y este caiga en la presa, lo que causa sedimentación en el Embalse Dos Cerritos.
Esto disminuye la capacidad de almacenamiento de agua dulce del embalse que pertenece al Sistema Alto Tocuyo (SAT) y que abastece de agua a Quíbor, El Tocuyo y al 77 % del municipio Iribarren. Por lo tanto, no solo es la falta de mantenimiento al sistema lo que genera escasez de agua, sino también el ecocidio que se está perpetrando en la cuenca alta.
Para evidenciar que es cierta la deforestación que sufren los bosques del Parque Nacional Dinira, donde está la parte alta de la cuenca del Río Tocuyo, el equipo de Cotejo.info entró en la aplicación de Google Earth.
Se buscó como muestra una zona pequeña: el sector El Silencio, que está dentro del bosque Curumato y se ubicó una toma satelital hecha el 19 de febrero de 2015 y luego otra captura de una imagen hecha el 3 de enero de 2021 (la más reciente que hay disponible de este sector en la herramienta).


Es exactamente el mismo sector y ambas fotos se hicieron a una elevación de 1.465 metros. En las imágenes, en la parte inferior, se puede ver que son las mismas coordenadas y que tienen exactamente la misma altitud. Es la misma toma, lo único que cambió fue el año del registro de la captura.
Se puede apreciar cómo el contorno del bosque se ha corrido o ampliado producto de la deforestación. Anteriormente, el bosque estaba esparcido y ahora está cada vez más concentrado, pero en un sector más pequeño.
En el lado izquierdo de las imágenes se nota la deforestación. En 2015 estaba verde y en 2021 está sin árboles. En el medio de las imágenes se ve que en 2015 el bosque estaba totalmente tupido y ahora, en la parte de arriba, hay muchos huecos dentro del bosque.
Leyes y autoridades que hagan cumplir las leyes
En Venezuela hay un marco legal que regula las prácticas ambientales y la agricultura, dependiendo del lugar donde se desarrolle. La normativa incluye las siguientes leyes: Ley Orgánica del Ambiente , la Ley de la Diversidad Biológica, la Ley Forestal de Suelos y Aguas, y, la Ley Penal del Ambiente.
Hildebrando Arangú, pedagogo en ciencias y con estudios de especialización en derecho ambiental y desarrollo sustentable en la Universidad Central de Venezuela, maestría en ciencias ambientales mención evaluación de impacto ambiental y estudiante de doctorado en Ambiente y Desarrollo en la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, Unellez, explicó que históricamente ha habido actividad agrícola en la cuenca baja y media del Río Tocuyo, pero ordenada.
Se trata de un espacio de 1.400.000 hectáreas que cubre tres estados: Trujillo, Lara y Portuguesa. La naciente del Río Tocuyo está entre los estados Trujillo y Lara, recorre más de 400 kilómetros desde que nace hasta que revienta en Boca de Tocuyo y cae al mar, detalla Arangú. Agregó que es la única cuenca que nace en los Andes que drena hacia el mar Caribe.
La parte alta es Parque Nacional Dinira y se declaró así para proteger la naciente. La cuenca está zonificada bajo otros criterios, no solamente es Parque Nacional. Las partes media y baja son consideradas zona protectora, que es un tipo de Área Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE), que están definidas en Venezuela en los artículos 15 y 16 de la Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio.
“Ahí están definidas las 25 figuras que tenemos en Venezuela y que tienen distintas formas de usos, ocupación aprovechamiento del territorio, por lo que no todas las ABRAES funcionan igual”, detalló Arangú y prosiguió explicando que hay ABRAES muy restrictivas como es el caso de un Parque Nacional. En estos territorios no se permite la actividad agrícola, pero en la zona protectora, en las partes media y baja del Dinira hacen vida 40.000 personas, aproximadamente, desarrollando actividad agrícola.
La parte alta está bajo la administración de Inparques por ser Parque Nacional y la zona protectora se maneja en conjunto, entre el Ministerio de Ecosocialismo y el Ministerio de Agricultura y Tierra. El Ministerio de Ecosocialismo, a los fines de establecer los parámetros ambientales, y el de Agricultura y Tierra para definir las políticas y estrategias, porque se supone que se está trabajando en una zona protectora y finalmente todo forma parte de una cuenca muy importante.
De esa cuenca se surte la represa Dos Cerritos y la de Atarigua, ubicada en Arenales, por ser esta cuenca la más importante para Lara las actividades ahí deben ser debidamente reguladas y ordenadas. En este sentido, existe plan de ordenamiento que establece los criterios de zonificación que tienen que ver con el tipo de rubro agrícola que se debe desarrollar.
Para Arangú lo recomendable, agrológicamente hablando, sobre las prácticas agrícolas para reducir la erosión y agrotóxicos, es la siembra de café bajo sombra, que es una práctica para conservar los árboles centenarios. Pero para sembrar maíz es necesario devastar el bosque y talar los árboles.
Reforestar podría ser una solución
La reforestación es posible para contrarrestar los efectos de la devastación en la cuenca alta del Río Tocuyo, aseguró Pedro José Chirinos, presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción (Fedecámaras) Lara, quien fue entrevistado por el periodista Pacífico Sánchez para el diario El Impulso, el 19 de agosto pasado.
“Creo que estamos a tiempo todavía de reforestar la cuenca del Río Tocuyo, que lo puede hacer el Ministerio de Atención de las Aguas, el del Ambiente y Conare”, indicó Chirinos. Esta compañía tenía un programa de reforestación en las cuencas para de esa forma contrarrestar daños a la producción de agua.
Durante la entrevista Chirinos reflexiona que si no se trabaja en reforestar, “desafortunadamente, se va a cumplir la profecía negativa de que primero se agotará el agua que el petróleo en nuestro país”.
Por su parte, en una entrevista dominical para El Impulso publicada el 28 de agosto, Arangú refiere que en la parte baja, en la subcuenca de la quebrada de Guarico (municipio Morán del estado Lara), que es otro afluente de Dos Cerritos, también ha habido devastación.
Explicó que cuando el suelo no tiene la cobertura vegetal, que es elemento imprescindible para la regulación del agua, la situación es crítica porque las precipitaciones arrasan todo lo que encuentran, incluyendo nutrientes y el sedimento se va a acumular en el embalse.
El embalse Dos Cerritos fue pensado para 100 años de vida útil, pero ahora se estima que esto se redujo a la mitad, producto de la sedimentación que hay en la presa. Ya no tiene la misma capacidad de almacenamiento de agua, aseguran ambientalistas.
Después de hacer la revisión documental en textos, videos e imágenes satelitales se concluye que es verdad que en los bosques Curumato, El Pajonal y El Peñón hay una devastación, como afirmó Maximiliano Pérez. Se trata de una afectación ambiental observable y significativa que, de no ser mitigada y reparada de manera oportuna, podría traer consecuencias en la capacidad de la represa Dos Cerritos, que surte de agua al 77 % de Iribarren, Quíbor y El Tocuyo en el estado Lara.