- Aunque las sanciones empeoraron la situación económica de Venezuela, éstas no fueron la causa principal de la inflación, la precarización del salario y la migración de personas
- En 2017, año en que se imponen las primeras sanciones, habían salido más de 1,5 millones de venezolanos, por lo que la migración ocurrió desde al menos 2014
- En 2015, dos años antes de las primeras sanciones, el salario mínimo estaba lejos de alcanzar el valor de la canasta alimentaria, lo que empujó a casi 700 mil personas a salir del país
Por José Rivas
A finales de noviembre, en la 113° Reunión del Consejo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Farias, expresó que: “Desde el año 2015, la guerra económica y el bloqueo político contra Venezuela indujeron a una migración económica de nuestros compatriotas«.
Asimismo, agregó que estos mismos migrantes están retornando de manera voluntaria al país luego de ser víctimas de “falsos progresos” en los países a los que llegaron.
La migración venezolana en 2022 alcanzó la cifra de 7,1 millones de venezolanos, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). Este es el movimiento migratorio más grande que ocurre en la región y el segundo más grande del mundo.
Pero, ¿se debe a las razones expuestas por el ministro de Relaciones Exteriores? El equipo de Cotejo.info inició su proceso de verificación buscando fuentes documentales tanto económicas, como de movimientos migratorios, que permitieran determinar las razones de la migración venezolana.
Crisis económica e inicio de las sanciones
Según la Matriz de Seguimiento de Desplazamiento (DTM) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) los problemas económicos y laborales fueron la principal razón de los venezolanos para emigrar, seguido de la falta de alimentos, medicamentos, inseguridad y violencia.
Sin embargo, la crisis económica y salarial de Venezuela empezó mucho antes de las sanciones.
En agosto de 2017, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prohibió las negociaciones de deuda nueva y capital con el gobierno de Venezuela y Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Pero ya en 2015, dos años antes de las primeras sanciones, Venezuela padecía una crisis económica grave.
Según la consultora económica y financiera Ecoanalítica, al cierre de diciembre de 2015 la inflación alcanzó un 224 %, un porcentaje que mermaba el salario y la calidad de vida de los ciudadanos.
Otro dato que permite entender la migración masiva, es la baja remuneración de los venezolanos. En noviembre de 2015, el salario mínimo se ubicaba por debajo de los 80 dólares, insuficiente para comprar la canasta alimentaria que se ubicaba -en ese entonces- en 312 $, según el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cendas).
Los medios de comunicación calificaban como un “desastre económico” lo que ocurría en el país mucho antes de que se utilizaran las expresiones “guerra económica” o bloqueo como justificativos de una situación ya tangible.
“La caída del PIB prevista para 2015 es del 10 %, a la que se uniría otro descenso del 6 % en 2016, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Es la peor evolución de toda Latinoamérica y una de las peores del mundo, solo por delante de Yemen, en pleno conflicto bélico; Sierra Leona, golpeada por el ébola, y Guinea Ecuatorial. La caída es mayor incluso a la de Ucrania, también sacudida por la guerra”, comparaba el medio español El País.
Reportaban en la misma nota de prensa que el FMI estimaba que la inflación iba a cerrar el 2015 en 158 % e iba a crecer hasta 204 % en 2016.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) también muestra que, mucho antes de las primeras sanciones, Venezuela padecía una grave crisis productiva que empujaba a sus ciudadanos a migrar. “El PIB de la economía venezolana se redujo por cuarto año consecutivo en 2017, lo que supone una contracción acumulada del 31,9 % respecto del PIB de 2013”, detallan.
Resaltaba que las reservas internacionales venezolanas “en el primer semestre de 2017, alcanzaron el valor más bajo en los últimos 21 años” tras disminuciones de un 32,8 % en 2016 y tras una caída del 25,9 % en 2015.
“Esta dinámica de las reservas internacionales refleja que los flujos de entrada vinculados al comercio internacional —fundamentalmente a las exportaciones petroleras—, la inversión extranjera y el endeudamiento externo (bonos o préstamos) son insuficientes para cubrir las obligaciones de deuda y las importaciones”, subrayan.
Además, en noviembre de 2017, Venezuela entró en hiperinflación. De acuerdo con el medio especializado Prodavinci desde septiembre de 2016 hasta septiembre de 2017 “la emisión de dinero del Banco Central subió 736 %, principalmente por los préstamos a Petróleos de Venezuela”.
Esto, sumado a la baja producción del país y la escasez de bienes y servicios, generó el alza de los precios y la merma del poder adquisitivo. En enero de 2018, a solo cuatro meses de las sanciones, el salario venezolano no superaba los 20 $.
Antes de las sanciones, había migración
Según la oficina de la ONU para los refugiados a finales de 2015 ya habían 695.000 venezolanos cruzando las fronteras, un número que lucía enorme en ese momento para un país que nunca en su historia se había caracterizado por ser migrante.
En 2017, mismo año de la aplicación de las sanciones, Migración Colombia anunciaba que habían recibido cerca de 550.000 venezolanos que se habían trasladado al país cafetero con intenciones de radicarse.
La OIM, ese mismo año en el que se aplicaron las sanciones, estimaba que 1,6 millones de venezolanos estaban fuera del país. Por su parte, la agencia de los refugiados de la ONU estimaba que 1,5 millones de personas habían huido del país desde 2014.
Además, Acnur reportaba que, incluso antes de que se aplicaran las primeras sanciones contra el país, en julio de 2017, cerca de 50.000 venezolanos migrantes habían solicitado asilo en los primeros seis meses de ese año.
“Estas cifras representan sólo una pequeña parte del total de venezolanos que podrían necesitar protección internacional, dado que muchos no se registran como solicitantes de asilo, a pesar de que indican haber huido de la violencia y la inseguridad, así como a causa de la imposibilidad de satisfacer sus necesidades diarias de subsistencia”, explicaban en ese entonces.
Acnur exponía que las precarias condiciones democráticas y de justicia repercutían a su vez en el mantenimiento de la seguridad y la estabilidad económica.
Las sanciones exacerbaron la crisis y la migración
La caída económica que tocó fondo en 2020 tras años de descalabro productivo y agravado por la pandemia de la COVID-19, no quiere decir que las sanciones no hayan afectado al país.
En el trabajo de Provea “Las sanciones económicas contra Venezuela: consecuencias, crisis humanitaria, alternativas y acuerdo humanitario” exponen con gráficas e información documental que las sanciones no fueron la causas de la crisis económica que ya padecía Venezuela desde 2013, aunque sí empeoraron la condición de vulnerabilidad del venezolano.
Resaltan que las sanciones se imponen en agosto de 2017 y “ya la economía estaba en una gravísima senda de destrucción acumulada” con una caída del 30 % del PIB desde 2013 (Figura 7: Gráfico. PIB en países sancionados, página 50). Además, exponen que hay países también afectados por las sanciones que no han sufrido un descalabro económico como el venezolano.

Sin embargo, también advierten que las sanciones exacerbaron las precarias condiciones económicas del país. “Sin sanciones ya Venezuela necesitaba ayuda humanitaria urgente, con sanciones muchísimo más”, indican.
Basándose en el informe Impact of Economic sanctions on poverty and economic growth detallan que las sanciones económicas aumentan las brechas de pobreza, tienen efectos caóticos en la desigualdad y perjudican de manera mayor a los ciudadanos comunes o en condiciones vulnerables.
En el documento Provea resalta a su vez que las sanciones empeoran el panorama del país al entorpecer que las estatales puedan generar divisas y encarecen y dificultan la importación de alimentos y materias primas.
Finalizan subrayando que el retroceso de más 80 % del PIB para 2020 “se ha visto negativamente influenciado por las sanciones, aunque no son la causa principal de tal caída (…) El asunto es que las sanciones sólo vienen a empeorar un dramático cuadro económico, no representan parte de la solución, sino ahondan gravemente los problemas ya previamente explicados”.
Discurso público reiterado
En el año 2018, el equipo de Cotejo publicó una verificación de un discurso público similar pronunciado para la época por el expresidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien afirmó que “La intensificación en los últimos tiempos de esa emigración a otros países tienen mucho que ver con las sanciones económicas impuestas por EEUU y que han sido respaldadas por algunos gobiernos”.
Lo dicho por Zapatero recibió el calificativo de mentira, tras analizar los argumentos presentados por el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello (CDH UCAB) y los datos de Acnur.
El CDH- UCAB advirtió en ese momento que “los tres picos migratorios de los venezolanos coinciden temporalmente más bien con la votación constituyente, la votación presidencial y la reconversión monetaria”.
Por otro lado, distintos funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro han atribuido los problemas principales del país a las sanciones impuestas contra Venezuela. Varios de estos argumentos han sido contrastados por el equipo de Cotejo en al menos 3 ocasiones.
En 2019, la vicepresidenta Delcy Rodríguez, adjudicó a las sanciones falta de medicinas en Venezuela y en 2021 aseguró que el deterioro de servicios públicos se debe a las sanciones. En ambas ocasiones, sus discursos públicos recibieron el calificativo de mentira.
En 2020, el constituyentista Jesús Faría alegó que las sanciones limitaban los aumentos salariales en el país, frase que recibió el calificativo de media verdad.
Ante la información documental encontrada, previa y cercana a la fecha de las primeras sanciones, el equipo de Cotejo.info determinó que es una mentira que la migración se haya generado por las sanciones o la “guerra económica”.
La huida masiva de venezolanos ocurrió por la precarización del salario, la inflación, además de las nulas garantías de vida y seguridad que había en el país producto de la destrucción de la producción y pésimas medidas económicas que agravaron la condición de los ciudadanos.