- Existe un nivel de rezago escolar severo de 30 % en niños desescolarizados y de 14 % en los escolarizados, entre las edades de 7 a 11 años (ENCOVI 2022)
- Expertos exhortan al Ministerio de Educación a tratar con la misma importancia ambos tipos de rezagos escolares, porque inciden el desmejoramiento en la calidad de enseñanza impartida en el país.
- El Banco Mundial, en su informe de 2021, plantea que los gobiernos tengan como primer punto de la agenda pública la recuperación del sistema educativo
Por Kemberling Rodríguez
El sistema educativo en Venezuela entró en una etapa de decadencia que podría afectar el desempeño intelectual de las nuevas generaciones enfrentadas a las deficiencias en la aplicación del currículo escolar, conflictos laborales de docentes, ambientes deplorables de infraestructuras, fallas en servicios públicos dentro de las instituciones y los efectos pospandemia por COVID-19, entre otros contratiempos.
Por esa razón, especialistas en pedagogía exponen que el país padece actualmente de un rezago escolar que evidencia la disparidad entre el nivel educativo que cursan los niños y el nivel educativo de acuerdo a su edad. En un artículo denominado Quedándonos atrás: el rezago escolar de los niños y adolescentes venezolanos como dimensión de la crisis, escrito por Verónica Medina, coordinadora de investigación de Equilibrium Cende, explica en detalle el contexto nacional de educación primaria:
“El rezago educativo es uno de los problemas más graves que enfrentan los sistemas educativos, ya que es considerado un indicador de baja calidad educativa. Típicamente los rezagos se generan por entradas tardías al sistema educativo, reprobación, repetición de grados y abandono temporal”.
El Banco Mundial, en el año 2021, informó que la región de América Latina requiere prontas acciones para frenar la crisis en el sistema educativo, poniendo como uno de los factores más graves las interrupciones en el calendario escolar, el cual genera inevitablemente atrasos en el desempeño de habilidades lingüísticas, numéricas y hasta en lo que debería ser soluciones simples.
A raíz de la pandemia causada por la COVID-19, la institución alertó que un promedio de 120 millones de niños en edad escolar “corrían el riesgo de perder un año completo presencial del calendario escolar, con graves impactos educativos”.
De hecho, se refiere a la “pobreza del aprendizaje” que agrupa a menores de 10 años de edad sin la capacidad de leer y comprender un relato sencillo; el porcentaje de esta población infantil pasó de 51 % a 62,5 %, lo equivalente a 7,5 millones de pequeños inscritos en la etapa de primaria.
Diagnóstico en Venezuela
Desde el año 2019, los indicadores de rezago escolar en Venezuela comenzaron a alarmar a los catedráticos del país dedicados a la investigación y promotores de la excelencia educativa. Cuando ese año se difundió el informe de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), promovida por la Universidad Católica Andrés Bello, estos eran los indicadores:
- Un 34 % de los estudiantes entre 7 y 11 años de edad, presentaban rezago escolar, clasificado en leve (cuando expresa un año de atraso en el sistema educativo) y severo (dos años o más de atraso).
Como dato curioso, otra de las razones que estarían detonando el rezago escolar es la baja calidad educativa impartida por los docentes; entre la migración masiva de profesionales de la enseñanza a otros países o fuentes de trabajo y la presencia del interinato o facilitadores que no cuentan con el perfil del educador, se estaría menoscabando el contenido brindado en las aulas.
Quedó registrado en el año 2020, cuando lo denunció la Unidad Democrática del Sector Educativo y, ocurre todavía en el 2023, debido al desplazamiento de los concursos docentes y las directrices emanadas desde el Ejecutivo.
En este sentido, es notorio que el sistema educativo del país no sólo sufre estragos en la educación primaria y otros niveles de enseñanza, por los efectos de la pandemia, sino que la calidad del contenido impartido en las escuelas disminuye con las contrariedades propias del día a día.
Para ampliar más el contexto, existen tres obstáculos principales que perturban la continuidad de clases en las instituciones dependientes del Estado.
La primera, tiene que ver con las protestas en el sector docente. Desde marzo del año 2022, cuando la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRE) difundió las nuevas tablas salariales de los trabajadores de la administración pública, los docentes comenzaron sus jornadas de reclamo que de alguna forma repercuten directamente en la población estudiantil.
El personal docente protesta contra la desmejora salarial y la pérdida de los beneficios contractuales, una realidad expuesta por el equipo de Cotejo en una verificación de discurso público, desarrollada por la periodista Karla Torres, en la cual se destacó que la Federación Venezolana de Maestros (FVM) tildó de “macabra” la actualización de sueldos de parte del gobierno.
El 2023 no ha sido diferente. Desde el pasado 9 de enero el magisterio se declaró en resistencia y mantienen protestas en diferentes rincones del territorio nacional, como lo reportaron varios medios de comunicación nacionales y extranjeros. En este punto, la ausencia de maestros en las escuelas, hace más grande la brecha entre lo que domina académicamente el estudiante y lo que debería saber de acuerdo a su edad y curso de estudios.
El segundo factor que agrava el rezago escolar son las interrupciones o fallas en los servicios públicos y las condiciones no aptas de las infraestructuras escolares. Un reportaje de TalCual titulado: 42 % de las escuelas no alcanza el total de horas académicas requeridas, la asociación civil Con La Escuela, a través de la Red de Observadores Escolares, presentó un informe que agrupó a 72 escuelas del país que presentan deficiencias.
De acuerdo con la información levantada, en el período escolar 2021-2022 (hasta febrero) se notó una frecuencia “semipresencial-híbrida”, en la cual 35,6 % que acudía a la escuela lo hacía dos o tres veces por semana; mientras que el 1,83 % lo hacía de manera virtual.
El mismo informe reveló que el 50 % de los planteles educativos, según reseñó el medio, presentó fallas en el suministro de agua y, por ende, afectó la asistencia a clases. Asimismo, en otros de los escenarios se suspendieron las actividades por fallas en el fluido eléctrico, aunque en este último caso no es algo nuevo: para el año 2016 comenzaron los racionamientos continuos de la energía eléctrica.
Para ese entonces, el Observatorio Educativo de Venezuela criticó que Nicolás Maduro suspendiera clases en el sector público dos o tres veces por semana para contribuir al ahorro energético.
Por último, las consecuencias de la pandemia dejaron en una especie de limbo a los alumnos de primaria. María Teresa Sanz, pedagoga y doctora en psicología, en una entrevista para ABC dijo que en esta etapa “necesitan activar los procesos de memoria, comienza el periodo de las operaciones concretas y progresan en sus avances de representación espacial y en la noción del número”.
Sin embargo, en Venezuela los docentes durante la pandemia no abordaron de forma acertada el contenido académico que debían difundir a distancia, incluso, este error del gremio continúa afectando en el presente las capacidades cognitivas de los niños en edad escolar.
Belkis Bolívar, integrante de la Fundación para el Desarrollo Integral del Docente, adscrita a la Federación Venezolana de Maestros (FVM), explicó durante un foro organizado por la Universidad Católica Andrés Bello: Desafíos de la educación venezolana postpandemia (2022), que “durante el confinamiento los docentes trabajaron a distancia y no tenían ninguna formación para laborar así, por lo que se estaban dando las clases como si fueran presenciales y allí hubo una debilidad”.
Dijo además: “Nosotros no estábamos preparados para trabajar a distancia y, en consecuencia, hubo muchísimas deficiencias. Esto nos debe enseñar a que tenemos que preparar y formar un docente todo terreno, que pueda trabajar presencial o a distancia y, en cualquier circunstancia, desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje exitosamente”.
El Observatorio Argentinos por la Educación evaluó ¿Cuáles son las consecuencias de la interrupción de clases presenciales? (2021), dejando claro al principio del análisis que, según estudios de expertos, dicha interrupción genera consecuencias sociales, mentales, físicas y académicas en los estudiantes.
Exponen también que las clases virtuales no reemplazan la presencialidad, de acuerdo a los razonamientos de (Bueno, 2020; Fitzpatrick, Berends, Ferrare y Waddington, 2020), de allí que “muchas voces de investigadores y expertos en educación alertaran tempranamente del potencial desigualador de la suspensión de la presencialidad”.
Menos población escolar
Una de las consecuencias más lamentables que deja la crisis en el sistema educativo venezolano es la deserción escolar. Así quedó demostrado en el último informe del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) que, a través de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI 2022), ofreció pistas de hacia dónde se encamina el sistema de enseñanza.
Ana Freites, coordinadora del proyecto ENCOVI, declaró que la tasa de cobertura global de educación está decayendo; informó que en la pandemia se registraron 550.000 menos estudiantes con respecto al año 2019-2020.
Según reseñó Efecto Cocuyo, con información de ENCOVI, 1,5 millones de niños, niñas y adolescentes, entre los 3 y 17 años, estuvieron fuera del sistema educativo de enseñanza entre los años 2021-2022; las razones están asociadas sobre todo al tema de la pobreza y crisis social que también mantiene a los docentes fuera de las aulas.
En el apartado de Una agenda educativa fuera de las prioridades se deslindan las siguientes consideraciones:
- El Estado venezolano no asumió la responsabilidad que le correspondía para mitigar los efectos de la pandemia sobre la interrupción de las trayectorias educativas de las poblaciones más vulnerables.
- Casi la mitad de la población de 3 a 5 años permanece excluida de los beneficios de la educación inicial. Esa exclusión se concentra entre los más pobres, porque la oferta pública es limitada y la privada es costosa.
- Sin una acción decidida del Estado, seguirán acumulándose las desventajas en la adquisición de competencias para el desarrollo de los aprendizajes.
- No hay una fuerte iniciativa a favor de la retención y reinserción escolar que integre medidas de reforzamiento pedagógico, alimentación, transporte, con la meta de incorporar a ese millón y medio de NNyA desescolarizados.
- La ausencia de una escuela integral donde se desarrollen la mayor parte de los aprendizajes, favorece la reproducción de inequidades en los hogares que tienen mayores restricciones de acceso a las nuevas tecnologías y adolescen en el hogar del clima educativo apropiado

Pero, ¿cómo recuperar el alto nivel de aprendizaje en los estudiantes de primaria? El Banco Mundial, en su informe 2021, plantea tres pasos a las naciones: consolidar el currículo escolar, evaluar el nivel de aprendizaje de cada alumno e implementar programas de recuperación del aprendizaje.
De forma más expedita aún, sugiere otros cuatro compromisos para los gobiernos que podrían poner a salvo la capacidad intelectual de miles de niños:
- Colocar la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública.
- Reintegrar a todos los niños, niñas y adolescentes que han abandonado la escuela y asegurar que permanezcan en ella.
- Recuperar los aprendizajes perdidos y asegurar el bienestar socioemocional de los niños, niñas y adolescentes.
- Valorar, apoyar y capacitar al personal docente.
Observatorio de Calidad Educativa El 28 de octubre de 2022, el Ministerio de Educación oficializó el lanzamiento del Observatorio de Calidad Educativa. Gianluca Rampolla, coordinador residente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Venezuela, presente en el acto gubernamental, declaró que con el observatorio “se nota el compromiso del Ministerio de Educación y del gobierno” para avanzar en la agenda 2030 en la calidad de la educación.
Mientras que Yelitze Santaella, al frente del despacho ministerial, aseguró que la finalidad de la nueva instancia es renovar el sistema educativo, asumiendo retos, y así sumarse a la transformación educativa que demanda el mundo. Sin embargo, no precisó los ejes de trabajo que de manera concreta pondrán en práctica; sólo se limitó a decir que será un espacio para la investigación científica.
Ahora bien, frente a la falta de iniciativa del Estado en detectar los niveles de atrasos en el contenido del currículo escolar y el compendio de problemas extraescolares que forman parte de la realidad educativa en Venezuela, Mackler García, coordinador del Observatorio de Educación de FundaRedes, plantea que la función del MPPE se enfoque en aumentar la calidad del aprendizaje, ya que apunta a lo contrario.
Criticó que el Ministerio de Educación redujera, por ejemplo, las horas académicas de 45 a 35 minutos, según la Gaceta Oficial número 42.505. “Esta normativa que pretende implementar el Estado, evidencia una mayor reducción del financiamiento a la educación, propiciando una estocada mortal para el desarrollo del contenido programático afectando gravemente los niveles educativos venezolanos, trayendo como consecuencia un declive en la formación que necesitan los niños del país”.
El también luchador social, intuye que dicha gaceta pretende los mismos fines de las resoluciones 1.011 y 058, planteamientos del Ministerio en años anteriores, que buscarían “la desaparición del Estado docente, y la reducción presupuestaria para la educación que se hace evidente en el deterioro generalizado de la infraestructura, la desprofesionalización, el déficit de docentes en áreas vitales para la formación humana, el deterioro del programa de alimentación escolar (PAE) en medio de una emergencia humanitaria compleja donde destaca el hambre en la población infantil del país ”.
La prioridad que debe atenderse, enfatizó, es una pronta revisión del sistema curricular escolar para garantizar una educación plural y alta calidad en conocimientos.
La preocupación de FundaRedes es similar a la sustentada en el informe presentado por el Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL) del período 2021-2022, donde aplicaron más de 16 mil pruebas diagnósticas a distancia, dirigidas a estudiantes desde cuarto grado de primaria hasta el bachillerato.
“El estudio confirmó que los alumnos del sistema educativo venezolano no tienen los conocimientos necesarios sobre matemáticas (67,70 % reprobados) y habilidad verbal (60,98 % reprobados), su nivel de competencias en estas áreas se deteriora a medida que avanzan en bachillerato y la brecha de aprendizaje es mayor entre los estudiantes de colegios privados y los de colegios públicos”, difundió elucabista.