- Tras un año de pandemia, resulta que la COVID-19 no es invencible, hay millones de sobrevivientes que hoy cuentan su experiencia física y espiritual para retomar sus vidas.
- Para Omar Escalona, un venezolano de 44 años, que nos cuenta su historia “cuando vives la COVID en carne propia, entonces dices: estoy tomando una lección de vida”. Superó la COVID-19 tras su hospitalización por complicaciones.
- Las preocupaciones de un paciente de COVID-19 no son solo por su salud, sino por un factor económico. Omar Escalona nos cuenta requirió $ 3.600 para costear su tratamiento de Remdesivir
Fiorella Agredo
Miles de personas en el mundo han perdido la vida en manos del coronavirus, sin embargo, tras un año de pandemia, de temores e incertidumbres, resulta que la COVID-19 no es invencible. Hay millones de sobrevivientes que hoy superaron la crisis y cuentan su experiencia de recuperación física y espiritual para retomar sus vidas.
Omar Escalona es uno de ellos, un venezolano de 44 años, de profesión auxiliar de farmacia, caraqueño de origen, pero actualmente residenciado en Barquisimeto y dedicado a la distribución de equipos y material médico quirúrgico a nivel de centros hospitalarios privados. El pasado mes de septiembre del año 2020 comenzó a sospechar que su cercanía (por razones laborales) con pacientes de COVID podría haber ocasionado lo que muchos temen, contagiarse del virus.

Escalona es además un paciente diabético, él mismo aclara que no depende de la insulina, pero sí que desde hace 6 años le detectaron esta patología, presentando problemas hipo glicémicos. Este antecedente es parte de las complicaciones que sufrió durante días difíciles de hospitalización en una clínica privada del estado Lara.
“¡Tengo Fiebre!”
La fiebre fue uno de los primeros síntomas que llamó la atención de Omar, la persistencia de las altas temperaturas, su relación directa con el área de la salud le permitió asimilar que la mejor decisión era acudir a un centro asistencial y no tratarse en casa ante cualquier sospecha del virus.
“Comencé a tener un poco de dificultad respiratoria y mucha fiebre. Mi fiebre fue muy pero muy alta, esa que se manifiesta como interna, no era tanto a nivel de la piel, sino interna de 39 y 40 grados, la bajaba y volvía a subir, entonces acudí en 2 oportunidades a una clínica privada por emergencia”.
A pesar de la persistencia de los síntomas, es durante la tercera visita a la emergencia de la clínica cuando deciden realizarle una prueba rápida, cuyo resultado inmediato fue: Negativo. Sus médicos diagnosticaron una neumonía con sintomatología de Dengue, pero no dejaron de observarlo ya que las pruebas rápidas no están exentas de resultados equivocados.
Relata que durante este periodo comienza a experimentar nuevos síntomas, aún más alarmantes, las dificultades respiratorias empiezan aumentar, pero además se disparan los niveles de glicemia y de tensión arterial, está última nunca había sido un problema en su vida. Es allí cuando los especialistas a cargo, entre ellos un neumonólogo, internista y emergenciólogo deciden iniciar de inmediato el protocolo para un paciente con COVID-19.

“Al tercer día de la fiebre, que bajaba y subía, me aumentó la dificultad respiratoria, y mi neumonólogo me dice, vamos hacer la placa… me mostró una placa de un paciente de COVID avanzado y la mía para que viera algún diferencial, cuando se ven pigmentaciones o manchas blancas es COVID que ya está alojado en los pulmones y según la cantidad de manchas blancas se pudiera decir que está a nivel superficial, mediano o muy avanzado”, relata Omar Escalona.
“Las mías estaban medianamente pigmentadas de blanco –continúa-, el protocolo fue de COVID, me dijeron, si te hacemos una PCR eso tarda por lo menos 15 dias, no sabemos cuál va ser tu destino de salud”, explicó sobre la decisión médica.
Los médicos actuaron de inmediato y él se los agradece, entendió que no podían esperar el resultado de una PCR ya que su salud podría complicarse aún más; “ya tenía un cuadro de neumonía, salen esas rosetas en la placa, los exámenes de hematología salieron alterados, yo soy diabético y el azúcar se me disparó, y otra cosa, yo no sufría de la tensión y también se me descontroló”, cuenta Omar.
Hospitalización
La decisión de hospitalización fue inminente, como era de esperarse, Omar nos detalla fue trasladado de la emergencia a una cama hospitalaria en otro piso de la clínica donde mantienen aislados o separados a las personas positivas de COVID-19 del resto de los pacientes del centro asistencial.
“Al ingresarme comienzan con un cuadro de dexametasona, enoxaparina, que es un anti-coagulante, y antibióticos de última generación. Al segundo día el doctor dice que hay una leve mejoría, un porcentaje muy mínimo, pero que hay una mejoría, a uno le colocan unas cánulas respiratorias, además del insumo médico y el personal adecuado”, precisó.
Sin embargo, los pacientes hospitalizados enfrentan otra dificultad, el aislamiento, la falta de visitas y la poca comunicación con la familia es un factor fundamental. La soledad y la depresión también pueden hacerse presentes, los miedos están a flor de piel, incluso para Omar Escalona, un factor de preocupación importante era su pareja, se preguntaba si pudo haberla contagiado. Efectivamente, días después (incluso luego de su recuperación) su esposa comenzó a presentar muy pocos síntomas, aunque se hizo presente en ella la falta de gusto y olfato.
La otra preocupación latente durante 7 días de hospitalización y aislamiento fue el factor económico. Gastos médicos elevados, sin trabajar o producir como cabeza de familia y de negocio, constituyen algunos de los factores que podrían perturbar a los pacientes con coronavirus.
“Estar allí sin poder producir, yo soy católico, le colocaba todas las cosas a Dios primeramente, muchas personas me llamaban y obviamente no podía contestar las llamadas, es muy importante recibir apoyo de personas que te quieren”, manifestó Escalona.
Relató además que “los médicos me hablaron del remdesivir, que es un retroviral y yo dije que no tenía problema. Para ese momento el remdesivir era muy costoso. Cuando llegó a Venezuela el producto estaba sobre los 800 $ 1 sola ampolla de 100 mg, cuando yo me coloqué el producto ya había bajado a 600 $, eso también es una cuestión de preocupación porque ¿cómo personas sin poder adquisitivo pueden hacerse un tratamiento con COVID?”, explicó el trabajador del área de la salud.
A Escalona le colocaron 6 ampollas de este medicamento que ameritó una inversión de 3.600 dólares para ese momento, no fueron adquiridas por la clínica sino de manera particular, gracias a su profesión no fue difícil conseguirlas rápidamente. A esa suma, hay que adicionar unos 2.500 $ en gastos de hospitalización (7 días), sus médicos vieron una muy buena evolución de sus pulmones y prefirieron mandarlo a continuar su tratamiento en casa, luego de evidenciar que no había riesgo de muerte.
Recuperación
Llegar a casa a continuar con su tratamiento le permitió avanzar en la recuperación en un ambiente más acogedor por un lapso de 1 mes, pero aún con medidas de prevención.
Cuenta Omar Escalona que le indicaron regularmente palmadas en la espalda, respiraciones profundas, inhalar – exhalar, tomar vitamina B y C, aspirina infantil, (todo con prescripción médica), así como también la colocación de oxígeno, para el cual solo fue necesario el alquiler de un equipo de bajo costo, algunos de esos medicamentos persisten aún en sus indicaciones médicas, luego de más de 6 meses del contagio.
No a la discriminación
Omar es uno de miles de personas que se consideran afortunados por poder contar hoy esta historia y ser testimonio de vencer al coronavirus, pero sobretodo se considera privilegiado por haber recibido atención médica oportuna y de calidad en una clínica privada. Sabe además que la situación económica en Venezuela impide que los pacientes muchas veces cuenten con estos servicios.
Al preguntarle, ¿consideras que estuvo en riesgo tu vida?, con certeza respondió: Sí. “Tuve complicaciones, los niveles de glicemia se desbordaron, así como la tensión, entonces sí se puede complicar uno, pero al tener esperanza por parte del equipo médico, uno puede tener un poco de tranquilidad, sé que no todo el mundo tiene la oportunidad de estar en una clínica, y cuando están en centros asistenciales públicos, ya uno más o menos sabe por experiencia de las personas cuál es la carencia que hoy existe”.
Aseguró que el apoyo de la familia y amigos es fundamental para superar esta y otras patologías, no es el momento de alejarse o discriminar a quién ha dado positivo a este virus.
“Así como hay otras enfermedades como el cáncer o el sida -dijo- muchos ponen a un lado a esas personas; con COVID pasa igual, no hay por qué hacerlo. Algunos dicen, él tiene COVID, vamos aislarnos de esa persona y, fíjate, tú agarras eso en la calle sin saber incluso de quién te puedes contagiar, no hay que ser tan discriminante con personas con COVID, estoy en contra de eso, no solo porque lo viví, sino porque se ve en la calle”, expuso. Si hay las medidas de prevención y te cuidas no tendrías por qué contagiarte –precisa Omar Escalona-, pero si pasa eso, cuando lo vives en carne propia, entonces dices: oye, estoy tomando una lección de vida, cuando se conocen personas contagiadas con COVID más bien hay que ponerse a la orden, yo siempre he dicho: el que sirve al prójimo, está sirviendo a Dios de manera directa”, recordó este venezolano.
El entrevistado en Instagram: @omarjes76